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martes, 2 de octubre de 2012

El Linaje Humano no procede únicamente de Adán y Eva. Tesis del profesor Macarulla (564)

El Génesis y la Ciencia
Tesis de Jose María Macarulla (1932-2012)
Catedrático Emérito de Bioquímica y Biología Molecular
Gran Cruz de Alfonso X el Sabio

El Linaje Humano no procede solamente 
de una pareja única (Adán y Eva)
Dios concedió el alma a los hijos de los primeros 
hombres en sus uniones con cromañones

El hombre, que sabe abstraer de la visión de un bisonte la idea de bisonte y lo sabe representar en las paredes rugosas de una gruta, ya es un artista e intelectual consumado. Si, además, rinde culto a sus muertos, enterrando los cadáveres con alimentos para el más allá, se debe a que cree en la otra vida: ese hombre tiene un alma inmortal. Y esto resultó evidente hace poco tiempo: unos 36 mil años.

- Y ¿por qué piensas que Adán no fue el primer "Homo sapiens sapiens" o Cro-Magnón que apareció en la tierra?
- Porque, sin manifestarse ningún salto brusco de tipo anatómico o fisiológico, se va viendo que de forma progresiva una parte de esos Homínidos evolucionados sabe desarrollar nuevas y revolucionarias técnicas de caza, domina el pensamiento abstracto, respeta y cuida a los individuos viejos o enfermos, se adapta maravillosamente al entorno y todo esto no se improvisa.

La Biología por sí sola no puede demostrar que existe el alma pero tampoco puede probar que no existe. Al igual que hicimos con el Big Bang y con la primera célula, nos salimos de nuestra disciplina para echar mano de la Teología. El Origen del Universo no se explicaba sin un acto creativo de Dios y admitido ese acto todo resultaba lógico, comprensible y aceptable. 

Pues, de la misma manera, la posesión de un alma etérea e inmaterial es la única justificación de ese cambio evolutivo que de otra forma resultaría imposible. Ningún científico serio y riguroso puede pensar que “el alma humana sea el resultado de la evolución espontánea del cerebro de un primate”.

Los materialistas a ultranza suelen ser más dogmáticos que los creyentes cristianos en sus aseveraciones gratuitas. Niegan por principio aquello que no pueden ver o tocar y eso les lleva a frecuentes callejones sin salida. Yo, por ejemplo, jamás he visto Australia y eso no me permite la frivolidad de negar la existencia de ese continente que han visto personas sensatas (tengo dos amigos químicos que trabajan allí). Pero ya antes nunca había dudado de que Australia existiese.

- ¿Según tus ideas, cómo debió ser la creación del alma humana?
- Ya te he dicho que la Biología puede y necesita admitirla, pero no puede mostrar el camino seguido en su aparición. Con la Biblia en la mano he desarrollado una teoría propia que no quiero imponerte – ¡faltaría más! – teoría a la que estoy dispuesto a renunciar si el Magisterio de la Iglesia la considera improcedente. Un resumen de mi tesis lo publiqué en el fascículo “La Ciencia y el enigma del Hombre” Ed. Dossat, 1982, que recoge los comentarios de una Mesa Redonda de intelectuales en el Colegio Mayor Zurbarán, en la que tuve el honor de participar.

- ¿Y cuál es esa tesis que me tiene en ascuas?
- Pienso que la creación del género humano guarda un paralelismo con las creaciones posteriores del Pueblo Judío y de la Iglesia Católica, es decir, que Dios actuó de un modo semejante, siguiendo o aplicando círculos concéntricos. Me explico: En este asunto yo me sentía en la obligación de compaginar los conocimientos bíblicos con los biológicos. 

Según nuestra fe toda la Humanidad debe ser generada por una sola familia – la que cometió el pecado original - pero la diversidad de genes alélicos (diferentes pero ocupando los mismos loci en los cromosomas) exige que los antecesores del hombre actual sean variados y esto resulta algo difícil de conciliar con la noción de una pareja única.

El Génesis nos dice que Dios, al crear el ser humano pronunció la frase: “Hagamos al Hombre a nuestra imagen y semejanza”. Habida cuenta que Dios es espíritu puro y por tanto no tiene cuerpo, podemos deducir, sin riesgo a equivocarnos, que entonces Dios “inspiró su aliento” y otorgó a la criatura elegida un alma espiritual e inmortal.

- Esto que me dices ¿qué tiene que ver con la fundación del Pueblo Judío?
- ¡Mucho! Abram y Sarai eran dos mesopotámicos que seguían las leyes de Hammurabi (si la esposa es estéril, en vez de repudiarla puedes generar un descendiente con la esclava que se convertirá en hijo tuyo, y si la esclava se rebela contra la dueña, ella la puede castigar físicamente, etcétera,…).

Y dijo Yavé a Abram: “Sal de tu tierra, de tu parentela, de la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te indicaré; Yo te haré un gran pueblo,…” Cambió su nombre por el de Abraham y el de su mujer por el de Sara y les dio una vocación nueva: fueron los padres del pueblo judío.

Recuerda que su nieto Jacob tuvo doce hijos varones, unos con sus esposas, Lía y Raquel, y otros con las siervas de ellas. También sabes que entre los antecesores del Mesías aparecen abuelas extranjeras, como Rahab de Jericó, Rut la moabita, Betsabé mujer de un hitita,…y sus descendientes fueron incorporados con plenos derechos al Pueblo Elegido.

- ¿Por qué me cuentas esos detalles?
- Por los posibles paralelismos con la creación de Adán y Eva. 

Adán debió ser un Homo sapiens perfecto, de cuerpo bellísimo y Eva lo mismo. Cuando Dios decide otorgarles un alma inmortal propia a cada uno, quedan situados en un plano superior y diferenciado de sus congéneres que no razonan con la lucidez de ellos (les falta esa alma). Se inicia así la creación de un hombre nuevo, distinto, muy inteligente (pone nombre a los demás seres y los somete a su autoridad y dominio). Adán resulta ser el padre de nuestra raza humana, porque Dios decidió crear un alma personal para cada uno de sus futuros descendientes.

El Génesis incluye unas frases especialmente misteriosas: “…viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron de entre ellas por mujeres las que bien quisieron.” Y añade Yavé: “No permanecerá por siempre mi espíritu en el hombre porque no es más que carne. Ciento veinte años serán sus días”. Esto invita a pensar que se mezcló sangre ajena en la descendencia de Adán, resolviéndonos la posible contradicción con la biología, porque Dios conferiría un alma a todos los descendientes de nuestros primeros padres, del mismo modo como se incorporaron al Pueblo Judío personas que antes eran ajenas a él.

De todos maneras no quiero hacer de esta observación motivo de pugna o batalla dialéctica personal. Aceptaré gustoso la solución que pueda o quiera brindarme algún día el Magisterio de la Iglesia.

Los hijos y nietos de Adán ya eran tan inteligentes que nosotros. ¡Menudos artistas había entre ellos! ¡Pocos ciudadanos de hoy día serían capaces de pintar en la cueva de Altamira bisontes y caballos con una calidad y vigor comparables a las de aquellos!

- Me gustan tus tesis. Yo también estaré pendiente de alguna resolución del Magisterio que las confirme o rechace. ¿Y sobre la Fundación de La Iglesia Católica qué me cuentas?

- El paralelismo es completo. Jesús eligió a doce israelitas, cumplidores de la Ley mosaica, y les nombró Apóstoles de la Iglesia que estaba fundando. Al principio oraban en el Templo de Jerusalén, hacían los ayunos y penitencias acostumbradas por los judíos y consideraban que las enseñanzas del Señor sólo eran un “Camino” dentro de su religión mosaica. Les costaba aceptar con plenos derechos a los gentiles. Muchos milagros tuvo que hacer Jesús para ir liberándoles de las cargas innecesarias, ampliar sus mentes y dibujar el perfil de la nueva Religión cristiana tal como la vivimos ahora. Recuerda, por ejemplo, el reproche del Señor a san Pedro: “Lo que Dios ha purificado no lo llames tú profano…” porque nuestro primer Papa se resistía a comer los animales “impuros” que le bajaban del cielo, dentro de un mantel. Y cómo tuvo que animarlo para que se decidiera a entrar en la casa del centurión Cornelio… Recordarás también que después el mismo Pedro tuvo que justificarse ante Santiago y los hermanos judeizantes por haber bautizado a unos gentiles que ya habían recibido visiblemente el Espíritu Santo.

El Diluvio

- Para ir terminando ¿Por qué sitúas a Noé y el Diluvio con una antigüedad de 6.000 años (40 segundos en la escala de tiempos)?

El Diluvio nos ha dejado sus huellas bien perceptibles todavía en el siglo XXI. Por una parte, los incontables testimonios orales o escritos de diversas civilizaciones (por ejemplo, la Epopeya sumeria de Gilgamesh que cuenta, con perfecto paralelismo a la narración bíblica, la vida y el diluvio que sufrió su antepasado Utnapishtim, que era el mismísimo Noé). 

Por otra parte, durante las excavaciones arqueológicas realizadas en Mesopotamia se encontró un estrato de limo, lodo o barro (que incluía restos de animales marinos) intercalado entre los estratos sucesivos mucho más delgados de diferentes culturas. Por ejemplo, encima del lodo había cerámica hecha al torno y debajo de él la cerámica era sólo manual. Y el estrato de lodo sin residuos humanos tiene un espesor inaudito: casi tres metros cerca de la ciudad de Ur, junto al Éufrates y algo menor al ir remontando el río.

- ¿Qué pudo ocurrir para originar semejante catástrofe?
Yo personalmente pienso que fue debida a la caída de un meteorito (menor que el que aniquiló los dinosaurios) pero que produjo un gran “tsunami” en el Océano Índico y sobresaturó la atmósfera de vapor de agua, por lo que llovería los 40 días siguientes con sus 40 noches completas. No sé si, además, el calor liberado por el choque del meteorito produciría la fusión de parte del hielo de la corteza terrestre y con ello subiría aún más el nivel de los mares. Pero ya estamos entrando en elucubraciones con probabilidades de acertar, pero que no son del todo seguras.

La Humanidad ante el futuro

- Me gusta tu versión y hablando de elucubraciones. ¿Por qué no me describes cómo puede ser el futuro de la Humanidad?
- De todo lo que hemos hablado podemos inferir que el cerebro humano cobra un protagonismo esencial en la Evolución de nuestra especie. La inteligencia desplaza a la fuerza bruta, como factor de selección natural, tanto para el gobierno de la propia familia como para guardar y defender el recuerdo de la historia de la tribu. Los viejos, por su buena memoria, y por el feliz descubrimiento y transmisión de la escritura, son cada vez más respetados y escuchados por las generaciones jóvenes.

Los caracteres espirituales derivados de poseer alma van, según mi saber y entender, a gobernar nuestro mundo futuro. La Humanidad tiene dos opciones reales por completo antagónicas: o bien destruir este mundo físico, por ejemplo, con una guerra nuclear descontrolada o una contaminación bacteriológica con cepas especialmente seleccionadas para hacerlas letales e inmunes a tratamientos hospitalarios, o bien puede hacer el mundo más habitable y acogedor para que lo compartan en buena armonía nuestros hijos y nietos.

Yo, como pienso que elegiremos esta última opción, veo que las tres cualidades definitorias del futuro de la Humanidad están protagonizadas por tres virtudes clave: la inteligencia, la laboriosidad y la generosidad.

- Aunque lo intuyo en términos generales, por favor, desglósame la función de cada una de ellas.
- La inteligencia, en vez de la fuerza bruta, abrirá paso a los más capacitados para independizarse antes del hogar paterno, crear su propia unidad familiar y ganarse la vida en una profesión que les facilite el progreso personal dentro de nuestra sociedad.

La laboriosidad les permitirá crear este nuevo hogar y defender con éxito a la familia que lo integre. Si falta esa virtud los hombres pueden convertirse en desarraigados sociales para acabar viviendo en la calle o bajo un puente.

Y la generosidad les ayudará a aceptar gustosos los hijos que Dios les envíe.

Si está ausente esa última virtud, la población egoísta se extinguirá o autodestruirá debido a esa carencia de descendentes.

Basta mirar a la población de la vieja Europa que, por falta de hijos propios, está siendo sustituida por las jóvenes poblaciones de inmigrantes africanos de religión islámica que presentan, para mí, tres defectos peligrosos: a) no permiten que sus vástagos nacidos en nuestro continente se adapten a su cultura y costumbres; b) evitan el cambio de religión, persiguiendo tenazmente a los fieles musulmanes cuando, por convicción propia, se convierten al cristianismo y c) imponen con crueldad su ley “sharía” y maltratan a los cristianos cuando llegan a ser mayoritarios en cualquier país o comarca.

 Principio Antrópico

- Con estas alusiones al futuro creo que hemos terminado los temas de nuestra charla ¿verdad?
- ¡No del todo! No puedo concluir sin dedicar un breve comentario al:

Principio Antrópico, según el cual todo el Universo ha sido programado para que el Hombre pudiese habitar en él. En otras palabras si, desde su mismo origen, cualquiera de los parámetros y fuerzas cohesivas fuesen algo diferentes de cómo son, la vida inteligente hubiese resultado imposible. Dicho de otra forma, si existimos es por la decisión libre de quien hizo el Universo. Y este Principio ha sido establecido por los físicos, no por los teólogos. El padre Manuel Carreira es la excepción a esta regla, porque defiende el Principio Antrópico y es doctor e investigador a la vez en Física y en Teología.

Según este Principio resulta verdadera y exacta la afirmación de que “el Hombre es el rey de la creación” porque Dios le preparó un espléndido e inconmensurable escenario en el que pudiera mandar y gobernar a su arbitrio.

En efecto: biológicamente hablando somos un conglomerado – quimera – de materiales totalmente heterogéneos. Nuestro cuerpo está constituido por asociaciones celulares especializadas que no desdeñaron, en su integración y génesis, materiales procedentes de seres inferiores tales como las bacterias y las árqueas. 
Sin embargo, nuestros antepasados desde hace unos 36.000 años mostraron una inteligencia excepcional que pronto desarrolló un arte admirable y maravilloso. Este hecho coincide con la acción sutil e inmaterial de un alma etérea, inmortal y privilegiada capaz de comprender y amar esa obra especialmente espléndida y prodigiosa que denominamos COSMOS.

Fuente:
El Rincón de Macarulla
Las cuatro Evoluciones del Universo
(capítulo 17: Por Fin, el Adán de la Biblia)

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