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sábado, 13 de septiembre de 2014

El verdadero Secreto de Fátima está en la carta que sor Lucía escribió en 1944 con la explicación que les dio la Virgen a la Profecía de la Visión, desvelada por la Iglesia en 2000 y mal interpretada, ya que Juan Pablo II no fue asesinado (1504)




El Maligno en el Vaticano

La última prueba de la Iglesia (Catecismo 675)Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el "misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Ts 2, 4-12; 1Ts 5, 2-3;2Jn 7; 1 Jn 2, 18.22).

Padre Gabriele Amorth, exorcista de Roma (2010): Hay satanistas entre los sacerdotes, obispos y hasta cardenales del Vaticano; el Papa fue informado y  hace lo que puede.

Visiones de la Beata Ana Catalina Emmerick (1819): La "iglesia" maldita (la secta masónica) es pura inmundicia, es la vaciedad y las tinieblas. Casi ninguno de los suyos conoce las tinieblas en las cuales trabaja.

Apariciones de Garabandal (1961): El Ángel nos dijo que como no se ha cumplido y no se ha hecho conocer mi mensaje del 18 de octubre, os diré que éste es el último. Antes, la Copa se estaba llenando, ahora está rebosando. Los sacerdotes, obispos y cardenales van muchos por el camino de la perdición y con ellos se llevan muchas más almas. A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia.

Pablo VI (1973): El humo de Satanás (masones, marxistas...) ha entrado en la Iglesia. "También en nosotros, los de la Iglesia, reina este estado de incertidumbre. Se creía que después del Concilio vendría un día de sol para la historia de la Iglesia. Por el contrario, ha venido un día de nubes, de tempestad, de oscuridad, de búsqueda, de incertidumbre y se siente fatiga en dar la alegría de la fe. Predicamos el ecumenismo y nos alejamos cada vez más de los otros".

Sor Agnes de Akita (1973): “La obra del demonio se infiltrará hasta dentro de la Iglesia de tal manera que se verá a cardenales contra cardenales, y obispos contra obispos”.

Elena Patriarca  Leonardi, asistida espiritual del Padre Pio de Pietralcina (1973): “El Vaticano será invadido por revolucionarios comunistas. Traicionarán al Papa. Rusia (o China en el futuro?) marchará sobre Roma y el Papa correrá un grave peligro”. 

Apariciones de Fátima (1917): El verdadero "Secreto de Fátima" está en la carta que sor Lucía escribió en 1944 con la explicación que les dio la Virgen a la Profecía de la Visión, desvelada por la Iglesia en 2000 y mal interpretada, ya que Juan Pablo II no fue asesinado al huir de Roma destruida por los siervos de Satanás (comunistas, masones...). 

El cardenal Ratzinger reconoció el año 2003, en una entrevista en EWTN, canal católico de televisión de la Madre Angélica: “No es descartable la posibilidad de que la visión se refiriera a un hecho del futuro”.




César Uríbarri-ReL (16/5/2011): Siete años después del Documento oficial de la Santa Sede sobre el tercer secreto de Fátima el mismo Cardenal Bertone reconocería que a la muerte de sor Lucia habían sido desveladas nuevas revelaciones del tercer secreto. Y esto lo afirmaba quien había reiterado por activa y por pasiva que todo había sido dicho ya. Entonces, ¿cómo no iban a surgir voces discrepantes por parte de cuantos habían acudido a las fuentes más solventes sobre Fátima o a las mismas hemerotecas? La crítica más grave al documento vaticano, y casi unánime entre los fatimistas, era que éste silenciaba parte del tercer secreto.

El Vaticano, decían, no se atreve a revelar la parte más explosiva del tercer secreto. El escándalo del tercer secreto “burlado” por el Vaticano seguía siendo el caballo de batalla de los fatimistas desde aquel 26 de junio del año 2000. Pero lo curioso es que de año en año las voces críticas iban en aumento y no siempre desde los sectores más radicalizados. Empezaba a extenderse la evidencia de que el texto secreto custodiado por la Santa Sede tenía algo más y de más grave contenido.

¿Puede ser esto cierto? ¿Es creíble que aún haya algo silenciado, de gravísimo contenido, del que no se quiere ni tan siquiera mentar su existencia, pero cuyas huellas históricas y documentales casi se pueden rastrear con milimétrica exactitud, hasta el punto de hacer tambalear lo publicado en el año 2000 por la misma Santa Sede? Esta es la posición mayoritaria de los escépticos con la interpretación “oficial” del tercer secreto, entre los que se incluyen, cómo no, los fatimistas Grunner y Kramer, pero no sólo.

Porque ocurrió lo temido. Las filas de los escépticos vieron como se incorporaban a sus tesis destacadas figuras del panorama católico “conservador” cuyo prestigio y renombrada fidelidad a la causa católica estában mas que fuera de toda duda. En primer lugar Vittorio Messori, al que toca el honor de ser el primer prohombre de la ortodoxia católica que mostró su escepticismo respecto al tercer secreto y su interpretación. De hecho su primer desencuentro público con el tema de Fátima ve la luz en las páginas del periódico italiano Corriere della Sera, días después de la muerte de la última vidente de Fátima -sor Lucia- ocurrida el año 2005: “Cuando sor Lucia, la vidente de Fátima, muere en el monasterio de Coimbra, el 13 de febrero de 2005, su celda es rápidamente sellada. La religiosa había escrito mucho, y se sabía que tenía un diario que le había mostrado a su confesor. Mejor, por tanto, cerrar aquella puerta y evitar la dispersión de documentos antes de que fueran reclamados por las autoridades eclesiásticas”.

Y junto a Messori, se alineó en posición de batalla contra la validez de la interpretación oficial otro periodista italiano, también fiel a Roma: Antonio Socci. Socci se hizo muy popular en Italia como director de un programa televisivo de la RAI –Excalibur- de contenido religioso en un moderno formato de debate, información, rigor, documentos audiovisuales e investigación que fue muy seguido y reconocido por los italianos y su Iglesia. Pero Socci demostró ser profundamente combativo y más directo que Messori, lo que le empezó a granjear no pocas enemistades en la Curia vaticana. A él se le debe uno de los mayores tsunamis que ha anegado la opinión pública en Italia y que de nuevo ha puesto en entredicho la validez de la interpretación vaticana, y no por los radicales y críticos, sino por gente que la Iglesia ha considerado siempre “de los suyos”. La culpa de este zarpazo a la calma vaticana fue una investigación teológico-periodística que Socci publicó en noviembre del año 2006 y cuyo título era más que elocuente: "El cuarto secreto de Fátima". 

La génesis de este libro tan directamente opuesto a la interpretación “oficial” tuvo su origen en el desconcierto que le produjo a Socci la actitud de Messori, antes mencionada, en la que cuestionaba un cierto juego de silenciamiento en torno a Fátima. ¿Cómo era posible, se preguntó Socci, que tan fiel católico, renombrado y querido por Juan Pablo II, pusiera en duda la actuación de la Iglesia respecto a Fátima? Y tras un primer asombro, Socci decide bajar a la arena de la polémica, estudiando la argumentación primero de Solideo Paolini y posteriormente tanto la de los fatimistas críticos (Grunner, Kramer) como la de los expertos en Fátima más “ortodoxos” (como frère Michele de la Sainte Trinitè y el padre Joaquín Alonso). El resultado de su investigación y de sus fuentes (en la que destaca el que fue secretario del papa Juan XXIII, Monseñor Loris Capovilla, a través de sus conversaciones con Solideo Paolini) es sorprendente: según Socci hay dos textos manuscritos de sor Lucia relativos al tercer secreto, en uno se refiere la visión publicada por la Santa Sede, en otro las palabras de la Virgen explicando la visión y que darían continuidad a la misteriosa frase “En Portugal se conservará siempre el misterio de la fe, etc.”. 

El shock que este libro produjo en Italia fue extraordinario. Desconcertada la curia vaticana por el ataque de uno de los periodistas “fieles a la causa” las reacciones no se hicieron esperar. El mismo Messori salió al paso con otro artículo en Corriere della Sera digno de un equilibrista, donde ni afirmaba ni desmentía. Pero la reacción más inesperada fue la de quien había sido objeto de las críticas más despiadadas del libro de Socci: el Cardenal Bertone.

El Secretario de Estado Vaticano, o lo que es igual, el segundo hombre más poderoso de la Iglesia Católica, se vio obligado a presentar con urgencia otro libro en el que narra sus entrevistas con la que fue la última vidente de Fátima entre otras cosas (que duda cabe) para desmentir las tesis de Socci. Y es que Socci acusó a Bertone de ser el artífice de la mayor estafa a los católicos: el silenciamiento y encubrimiento de una parte del secreto. Pero Bertone no se quedó corto en los calificativos, y le tachó de mentiroso y de hacer el juego a los enemigos de la Iglesia: la masonería. El río sonaba demasiado como para no alimentar las dudas de que algo bajaba sobre las aguas revueltas de Fátima.

Siguiendo la línea “oficial” vaticana se debería decir que todo lo concerniente al tercer secreto pertenece al pasado, por lo que del contenido de Fátima sólo quedaría por cumplirse la promesa del triunfo de María. Cuando se hace público en el año 2000 este secreto, no cabe duda de que el panorama internacional aún cuando no pacífico, tenía tintes más esperanzadores de los que tiene en la actualidad. Difícilmente era imaginable el sombrío panorama que se avecinarían los años siguientes.

El mismo Cardenal Ratzinger se hace portavoz de una Iglesia que reclama al Cielo su ayuda en esta época de oscuridad. De entre otros muchos destacan los textos y meditaciones que escribió para el Via Crucis del año 2005, tradicional acto dirigido por el Papa en las calles de Roma la tarde del Viernes Santo, que por su solemnidad y por la circunstancia sorprendente de que se trató del último Via Crucis de Juan Pablo II, que además sería escrito por el que será su sucesor, merece ser destacado sobremanera.

Así dirá el Cardenal Ratzinger: “Precisamente en esta hora de la historia vivimos en la oscuridad de Dios... Ayúdanos a creer en Ti y a seguirte en esta hora de oscuridad y de necesidad. En esta hora muéstrate de nuevo al mundo y haz que tu salvación se manifieste”.

En el 2005 la promesa del triunfo de María todavía no se había cumplido, y la sensación de estar inmersos de lleno en una época oscura se hacía patente. Por lo que algo no cuadraba con la explicación vaticana. Si el tercer secreto se refería a hechos del pasado había un abismo que era imposible transitar: ¿cuándo se verificará el triunfo de María?

Se hacía difícil creer que el atentado a Juan Pablo II aquel 13 de mayo de 1981 era el secreto tan celosamente guardado y que ahora, de Fátima, sólo faltaba esperar el triunfo de María. Especialmente porque los sucesos tan graves que se vinieron sucediendo desde aquel 1981 no tuvieron su colofón final con la caída del muro de Berlín ni con el derrumbe soviético. Y esto se reconocía, curiosa y paradójicamente, en el mismo Documento oficial sobre el tercer secreto. De hecho la Congregación para la Doctrina de la Fe no tendrá pudor en volver a recoger las palabras que el Cardenal Sodano dirigió a los fieles presentes en la explanada de Fátima al anticipar el contenido del tercer secreto. En ellas Sodano, parafraseando al mismo Papa que directamente le escuchaba, reconoce que la cruz de la Iglesia no ha terminado su escalada hacia el Gólgota, y que el mismo mensaje de Fátima que leía los signos de los tiempos, lee también los de nuestro tiempo actual, de nuestro presente, con una especial perspicacia: 

"Los sucesivos acontecimiento del año 1989 han llevado, tanto en la Unión Soviética como en numerosos Países del Este, a la caída del régimen comunista que propugnaba el ateísmo. También por esto el Sumo Pontífice le está agradecido a la Virgen desde lo profundo del corazón. Sin embargo, en otras partes del mundo los ataques contra la Iglesia y los cristianos, con la carga de sufrimiento que conllevan, desgraciadamente no han cesado. Aunque las vicisitudes a las que se refiere la tercera parte del secreto de Fátima parecen ya pertenecer al pasado, la llamada de la Virgen a la conversión y a la penitencia, pronunciada al inicio del siglo XX, conserva todavía hoy una estimulante actualidad"

Sinceramente este fragmento “la Señora del mensaje parecía leer con una perspicacia especial los signos de los tiempos, los signos de nuestro tiempo” es un ejemplo paradigmático en el arte de la negación del principio de contradicción (una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo). Señalando a vuelapluma esas “contradicciones”, asombra leer en tan pocas líneas ideas tan opuestas, pues si “oficialmente” parece reconocerse que el contenido del tercer secreto pertenece al pasado (“las vicisitudes a las que se refiere la tercera parte del secreto de Fátima parecen ya pertenecer al pasado”) al mismo tiempo se matiza ese alcance interpretativo al reconocer que esto es sólo una opinión (las vicisitudes a las que se refiere la tercera parte del secreto de Fátima parecen ya pertenecer al pasado). Y eso sin olvidar la reiteración que en dos ocasiones se hace respecto de que el contenido del mensaje sigue siendo actual y que hace referencia a nuestra época presente, es decir, que no pertenece al pasado (Sin embargo, en otras partes del mundolos ataques contra la Iglesia y los cristianos, con la carga de sufrimiento que conllevan,desgraciadamente no han cesado. (...)la llamada de la Virgen a la conversión y a la penitencia, pronunciada al inicio del siglo XX, conserva todavía hoy una estimulante actualidad. «La Señora parecía leer el mensaje con una perspicacia especial de los signos de los tiempos, los signos de nuestro tiempo ...”).

No sólo el mismo día que se da a conocer el texto del tercer secreto se recogen las palabras del Cardenal Sodano en las que, subrepticiamente, se reconoce que no está todo cumplido, sino que el entonces secretario del ex Santo Oficio, Monseñor Bertone, sorprendentemente reconoce algo más. En este caso de un modo más sibilino pero más explosivo, pues lo dice a través de la cita de una carta que sor Lucia dirigió al santo Padre Juan Pablo II, en el año 1982 (por tanto después del atentado): “Desde el momento en que no hemos tenido en cuenta este llamamiento del Mensaje, constatamos que se ha cumplido, Rusia ha invadido el mundo con sus errores. Y, aunque no constatamos aún la consumación completa del final de esta profecía, vemos que nos encaminamos poco a poco hacia ella a grandes pasos.

Si no renunciamos al camino del pecado, del odio, de la venganza, de la injusticia violando los derechos de la persona humana, de inmoralidad y de violencia, etc. Y no digamos que de este modo es Dios que nos castiga; al contrario, son los hombres que por sí mismos se preparan el castigo. Dios nos advierte con premura y nos llama al buen camino, respetando la libertad que nos ha dado; por eso los hombres son responsables...”

Reiteremos que ese fragmento de una carta de sor Lucia al beato Juan Pablo II no sólo es posterior al atentado en la plaza de san Pedro, sino que el mismo monseñor Bertone señala en su comentario “oficial” que esta carta insinúa la correcta interpretación del tercer secreto. Pero ¿no se había reiterado que el tercer secreto tenía su culminación en el atentado del 13 de mayo de 1981? ¿Por qué dice entonces sor Lucia al mismo Juan Pablo II, un año después del atentando, que aún no se constata el cumplimiento final de la profecía?

¿No dice claramente en esta carta que la constatación final será un Castigo del que el buen Dios nos advierte, y cuya autoría no es divina sino humana? ¿A qué Castigo se puede referir? ¿No se había reiterado que esta profecía hacía referencia a los totalitarismos del siglo XX y en particular al atentado contra la vida de Juan Pablo II obra del turco Ali Agca? ¿De qué Castigo habla sor Lucia que aún está por realizarse y que no ha culminado en aquel fatídico atentado? ¿Qué Castigo o catástrofe es de la que sor Lucia nos advierte en su interpretación del tercer secreto si, tras el atentado contra el Papa, todo se ha de referir a hechos del pasado? ¿Qué castigo ha sido profetizado y que a Monseñor Bertone le parece como en línea con una correcta interpretación del secreto de Fátima?

Algo no es coherente, y de hecho el mismo Cardenal Ratzinger así lo reconocerá el año 2003, en una entrevista al canal de televisión católico de la Madre Angélica, EWTN: “No es descartable la posibilidad de que la visión se refiriera a un hecho del futuro”.

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ACIPRENSA: Tercera parte del secreto de Fátima, revelado el 13 de julio de 1917 a los tres pastorcillos en la Cueva de Iria-Fátima y transcrito por Sor Lucía el 3 de enero de 1944. Fue hecho público por el Secretario de Estado, Cardenal Angelo Sodano, el 13 de mayo del 2000.

"Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima Madre vuestra y mía.

"Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Angel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Angel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: 'algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él' a un Obispo vestido de Blanco 'hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre'. 

También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Angeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios".

Comentario Teológico del Cardenal Joseph Ratzinger

El Comentario Teológico del Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe está dividido en tres partes: Revelación pública y revelaciones privadas, su lugar teológico; La estructura antropológica de las revelaciones privadas; Un intento de interpretación del secreto de Fátima.

1) "El término 'revelación pública' designa la acción reveladora de Dios destinada a toda la humanidad, que ha encontrado su expresión literaria en las dos partes de la Biblia: el Antiguo y el Nuevo Testamento. Se llama 'revelación' porque en ella Dios se ha dado a conocer progresivamente a los hombres, hasta el punto de hacerse él mismo hombre, para atraer a sí y para reunir en sí a todo el mundo por medio del Hijo encarnado, Jesucristo.

En Cristo Dios ha dicho todo, es decir, se ha manifestado a sí mismo y, por lo tanto, la revelación ha concluido con la realización del misterio de Cristo que ha encontrado su expresión en el Nuevo Testamento".

2) La "revelación privada", en cambio, "se refiere a todas las visiones y revelaciones que tienen lugar una vez terminado el Nuevo Testamento; es ésta la categoría dentro de la cual debemos colocar el mensaje de Fátima.

La autoridad de las revelaciones privadas -prosigue el cardenal Ratzinger- es esencialmente diversa de la única revelación pública: ésta exige nuestra fe". La revelación privada, en cambio, "es una ayuda para la fe, y se manifiesta como creíble precisamente porque remite a la única revelación pública".

Citando al teólogo flamenco E. Dhanis, el prefecto para la Fe afirma que "la aprobación eclesiástica de una revelación privada contiene tres elementos: el mensaje en cuestión no contiene nada que vaya contra la fe y las buenas costumbres; es lícito hacerlo público, y los fieles están autorizados a darle en forma prudente su adhesión". "Un mensaje así puede ser una ayuda válida para comprender y vivir mejor el Evangelio en el momento presente; por esto no se debe descartar. Es una ayuda que se ofrece, pero no es obligatorio hacer uso de la misma".

El cardenal Ratzinger subraya también que "la profecía en el sentido de la Biblia no quiere decir predecir el futuro, sino explicar la voluntad de Dios para el presente, lo cual muestra el recto camino hacia el futuro".

La parte más importante del Comentario Teológico está dedicada a "un intento de interpretación del secreto de Fátima". Del mismo modo que la palabra clave de la primera y de la segunda parte del "secreto" es la de "salvar almas", "la palabra clave de este 'secreto' es el triple grito: '¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!'. Viene a la mente el comienzo del Evangelio: 'paenitemini et credite evangelio' (Mc 1,15). Comprender los signos de los tiempos significa comprender la urgencia de la penitencia, de la conversión y de la fe. Esta es la respuesta adecuada al momento histórico, que se caracteriza por grandes peligros y que serán descritos en las imágenes sucesivas. Me permito insertar aquí un recuerdo personal: en una conversación conmigo, Sor Lucia me dijo que le resultaba cada vez más claro que el objetivo de todas las apariciones era el de hacer crecer siempre más en la fe, en la esperanza y en la caridad. Todo el resto era sólo para conducir a esto".

3) Después, el prefecto de la Congregación para la Fe pasa revista a las "imágenes" del secreto. "El ángel con la espada de fuego a la derecha de la Madre de Dios recuerda imágenes análogas en el Apocalipsis. Representa la amenaza del juicio que incumbe sobre el mundo. La perspectiva de que el mundo podría ser reducido a cenizas en un mar de llamas, hoy no es considerada absolutamente pura fantasía: el hombre mismo ha preparado con sus inventos la espada de fuego".

"La visión muestra después la fuerza que se opone al poder de destrucción: el esplendor de la Madre de Dios, y proveniente siempre de él, la llamada a la penitencia. De este modo se subraya la importancia de la libertad del hombre: el futuro no está determinado de un modo inmutable, y la imagen que vieron los niños no es una película anticipada del futuro, de la cual nada podría cambiarse. En realidad, toda la visión tiene lugar sólo para llamar la atención sobre la libertad y para dirigirla en una dirección positiva. (...) Su sentido es el de movilizar las fuerzas del cambio hacia el bien. Por eso están totalmente fuera de lugar las explicaciones fatalísticas del 'secreto' que dicen que el atentador del 13 de mayo de 1981 habría sido en definitiva un instrumento de la Providencia. (...) La visión habla más bien de los peligros y del camino para salvarse de los mismos".

Pasando a las siguientes imágenes, "el lugar de la acción -explica el cardenal Ratzinger- aparece descrito con tres símbolos: una montaña escarpada, una gran ciudad medio en ruinas, y finalmente una gran cruz de troncos rústicos. Montaña y ciudad simbolizan el lugar de la historia humana: la historia como costosa subida hacia lo alto, la historia como lugar de la humana creatividad y de la convivencia, pero al mismo tiempo como lugar de las destrucciones, en las que el hombre destruye la obra de su proprio trabajo (...) Sobre la montaña está la cruz, meta y punto de orientación de la historia. En la cruz la destrucción se transforma en salvación; se levanta como signo de la miseria de la historia y como promesa para la misma".

"Aparecen después aquí personas humanas: el Obispo vestido de blanco ('hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre'), otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y, finalmente, hombres y mujeres de todas las clases y estratos sociales. El Papa parece que precede a los otros, temblando y sufriendo por todos los horrores que lo rodean. No sólo las casas de la ciudad están medio en ruinas, sino que su camino pasa en medio de los cuerpos de los muertes. El camino de la Iglesia se describe así como un viacrucis, como camino en un tiempo de violencia, de destrucciones y de persecuciones. En esta imagen, se puede ver representada la historia de todo un siglo. Del mismo modo que los lugares de la tierra están sintéticamente representados en las dos imágenes de la montaña y de la ciudad, y están orientados hacia la cruz, también los tiempos son representados de forma compacta".

"En la visión podemos reconocer el siglo pasado como siglo de los mártires, como siglo de los sufrimientos y de las persecuciones contra la Iglesia, como el siglo de las guerras mundiales y de muchas guerras locales que han llenado toda su segunda mitad y han hecho experimentar nuevas formas de crueldad. En el 'espejo' de esta visión vemos pasar a los testigos de la fe de decenios".

El prefecto de la Congrenación de la Doctrina de la Fe afirma también que en el viacrucis de este siglo "la figura del Papa tiene un papel especial. En su fatigoso subir a la montaña podemos encontrar indicados con seguridad juntos diversos Papa, que empezando por Pío X hasta el Papa actual han compartido los sufrimientos de este siglo y se han esforzado por avanzar entre ellos por el camino que lleva a la cruz. En la visión también el Papa es matado en el camino de los mártires )No podía el Santo Padre, cuando después del atentado del 13 de mayo de 1981 se hizo llevar el texto de la tercera parte del 'secreto', reconocer en él su proprio destino? Había estado muy cerca de las puertas de la muerte y él mismo explicó el haberse salvado con las siguientes palabras: 'fue una mano materna la que guió la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se detuvo en el umbral de la muerte' (13 de mayo de 1994). Que 'una mano materna' haya desviado la bala mortal muestra sólo una vez más que no existe un destino inmutable, que la fe y la oración son poderosas, que pueden influir en la historia y, que al final, la oración es más fuerte que las balas, la fe más potente que las divisiones".

La conclusión del secreto, prosigue el cardenal Ratzinger, "recuerda imágenes que Lucía puede haber visto en libros piadosos, y cuyo contenido deriva de antiguas intuiciones de fe. Es una visión consoladora, que quiere hacer maleable por el poder salvador de Dios una historia de sangre y lágrimas. Los ángeles recogen bajo los brazos de la cruz la sangre de los mártires y riegan con ella las almas que se acercan a Dios. La sangre de Cristo y la sangre de los mártires están aquí consideradas juntas: la sangre de los mártires fluye de los brazos de la cruz. Su martirio se lleva a cabo de manera solidaria con la pasión de Cristo y se convierte en una sola cosa con ella".

"La visión de la tercera parte del secreto tan angustiosa en su comienzo, se concluye pues con una imagen de esperanza: ningún sufrimiento es vano y, precisamente una Iglesia sufriente, una Iglesia de mártires, se convierte en señal orientadora para la búsqueda de Dios por parte del hombre (...) del sufrimiento de los testigos deriva una fuerza de purificación y de renovación, porque es actualización del sufrimiento mismo de Cristo y transmite en el presente su eficacia salvífica".

¿Qué significa en su conjunto (en sus tres partes), el "secreto" de Fátima?, se pregunta por último el cardenal Ratzinger. "Ante todo debemos afirmar con el cardenal Sodano: 'los acontecimientos a los que se refiere la tercera parte del 'secreto' de Fátima parecen pertenecer ya al pasado'. En la medida en que se refiere a acontecimientos concretos ya pertenecen al pasado. Quien había esperado impresionantes revelaciones apocalípticas sobre el fin del mundo o sobre el curso futuro de la historia se desilusionará. Fátima no nos ofrece este tipo de satisfacción de nuestra curiosidad, lo mismo que la fe cristiana no quiere y no puede ser un mero alimento para nuestra curiosidad. Lo que queda de válido lo hemos visto de inmediato al inicio de nuestras reflexiones sobre el texto del 'secreto': la exhortación a la oración como camino para la 'salvación de las almas' y, en el mismo sentido, la llamada a la penitencia y a la conversión".

"Quisiera al final volver aún sobre otra palabra clave del 'secreto', que con razón se ha hecho famosa: 'mi Corazón Inmaculado triunfará'.¿Qué quiere decir esto? Que el corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios, es más fuerte que los fusiles y que cualquier tipo de arma. El fiat de María, la palabra de su corazón, ha cambiado la historia del mundo, porque ella ha introducido en el mundo al Salvador, porque gracias a este 'sí' Dios pudo hacerse hombre en nuestro mundo y así permanece ahora y para siempre. El maligno tiene poder en este mundo, lo vemos y lo experimentamos continuamente; él tiene poder porque nuestra libertad se deja alejar continuamente de Dios".

"Pero desde que Dios mismo tiene corazón humano y de ese modo ha dirigido la libertad del hombre hacia el bien, hacia Dios, la libertad hacia el mal ya no tiene la última palabra. Desde aquel momento cobran todo su valor las palabras de Jesús: 'padeceréis tribulaciones en el mundo, pero tened confianza; yo he vencido al mundo' (Jn 16,33). El mensaje de Fátima nos invita a confiar en esta promesa".

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