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domingo, 5 de abril de 2015

HISTORIA de la CREACIÓN y de ESPAÑA (5). Reyes de la Reconquista y del Imperio: Asturias (Pelayo-718), León (García-910), Castilla (Sancho II -1065), León y Castilla (Fernando III, el Santo-1230), Imperio (Carlos I-1516) y Siglo de Oro, Decadencia (Carlos II-1665), Navarra (García Iñiguez-852), Aragón (Ramiro I-1035). IBERISMO-Antídoto contra el Seccesionismo (1761)

Santiago "matamoros" en Batalla de Clavijo (859)
SUMARIO
1. Reino de Asturias (Pelayo-718)
2. Reino de León (García-910)
3. Reino de Castilla (Sancho II -1065)
4. Reino de España (Fernando III, el Santo-1230)
5. Imperio (Carlos I-1516). Siglo de Oro
6. Decadencia (Carlos II-1665)
7. Reino de Navarra (García Iñiguez-852)
8. Reino de Aragón (Ramiro I-1035)
9. Condado de Oporto (1095-1139)
10. Reino de Portugal (Alfonso Enríquez-1139)
11. Iberismo: Reunificación con Portugal

1. Reino de Asturias
722: PELAYO en la Batalla de Covadonga
718–737 Pelayo. H/ Duque de Cantabria, sobrino del rey visigodo Chindasvinto. Vence a los moros invasores en el desfiladero de Covadonga (722) con intercesión de la Virgen María. C/ Gaudosia (H/=hijo, C/=casado).
737–739 Favila. H/ Pelayo. Muerto por un oso en el río Cares. Sin hijos.
739–757 Alfonso I el Católico. C/ Ermesinda, H/ Pelayo. Reconquistó Galicia. 
757–768 Fruela I el Cruel. H/ Alfonso. C/ Munia, rehén alavesa. Funda Oviedo. Asesinado.
768–774 Aurelio el Fraticida. Sobrino de Alfonso. Sin hijos.
774–783 Silo. C/ Adosinda, H/ Alfonso. Sin hijos.
783–789 Mauregato, el Usurpador. H/ Alfonso. Bastardo de una esclava mora. Tributo de las 100 doncellas a Abderramán I, emir de Córdoba.
789–791 Bermudo I el Diácono. Hermano de Aurelio. Abdica en su sobrino.
791–842 Alfonso II el Casto. Arrasa Lisboa (797). Capital Oviedo (808). Sepulcro de Santiago (813).
842–850 Ramiro I el Justo. H/ Bermudo I y Numila de Navarra. Reconquista León. Rechaza a los vikingos daneses en Galicia (844).
850–866 Ordoño I el de Clavijo. H/ Ramiro I. Repuebla Astorga, León y Amaya. Aliado a Pamplona vence a Muza II de Tudela y Zaragoza en Albelda-Clavijo (859) por intercesión del apóstol Santiago.
866–910 Alfonso III el Magno. H/ Ordoño I. C/ Jimena, nieta de Iñigo Arista, rey de Pamplona, hermanastro de Muza II. Sofoca la rebelión vascona. Fortifica Oporto (876), Braga y Coimbra. Vence en Polvoraria y Valdemora del Esla (878) a Mohamed II de Córdoba. Aceifa cristiana sobre el monte Oxifer del Guadiana (881). Funda Burgos (884). Lleva la frontera al Duero: Zamora (893), Simancas (899) y Toro (900). Conspiración de su hijo García y Peregrinación a Compostela.

2. Reino de León
910–914 García I. H/ Alfonso. Traslada la capital a León. Aceifa sobre Toledo. Proyecta el "Imperio Hispánico de Toledo". Sin hijos.
914–924 Ordoño II. H/ Alfonso. Derrota a Abderramán III, califa de Córdoba, en San Esteban de Gormaz (917), apoyado por Sancho I Garcés de Pamplona. Derrota de Ordoño y Sancho en Valdejunquera (920) por los musulmanes que ocuparon Calahorra y se dirigían contra Pamplona. Ordena construir la primitiva Catedral de León, que fue destruida por Almanzor. Sepulcro en la Catedral gótica.
924–925 Fruela II el Leproso. H/ Alfonso III. C/ Munia, hija de la reina Toda de Pamplona. Destronado por los hijos de Ordoño II.
925– 931 Alfonso IV el Monje. H/ Ordoño II. C/ Jimena, Hija de la reina Toda. Destronado por su hermano Ramiro.
931–951 Ramiro II el Grande. H/ Ordoño II. C/ Adosinda, y Urraca, hija de la reina Toda. Conquista Madrid (932) y gran victoria en Simancas (939), apoyado por sus cuñados Ramiro de Pamplona y el conde castellano Fernán González. Abdica en su hijo Ordoño. Sepulcro en San Salvador de León con su hijo Ordoño III.
951–956 Ordoño III el Bueno. H/ Ramiro II y Adosinda. C/ Elvira. Rebelión de su hermanastro Sancho, apoyado por navarros y castellanos, a los que derrotó (953). Saqueó Lisboa (954).
956–958 y 960-965 Sancho I el Craso. H/ Ramiro II y Urraca. Depuesto por los nobles leoneses y castellanos, se refugió en Pamplona y Córdoba con su abuela Toda (tía de Abderramán III). Navarros y moros le reponen en el trono, forzando la huída de Ordoño IV (960). Enterrado con su padre y su hermanastro en León.
958–960 Ordoño IV el Malo. H/ Alfonso IV y de Jimena de Navarra. C/ Urraca de Castilla, hija de Fernán González, repudiada y viuda de Ordoño III. Muere en Córdoba (962).
965–985 Ramiro III. H/ Sancho. Heredó a los 5 años. Regencia de su tía Elvira, hija de Ramiro II. Sin hijos. Ayuda a Hixem II contra el Califa, venciendo en San Esteban de Gormaz (970). Es derrotado por Almanzor en Rueda (981), perdiendo Zamora. Es derrotado por Almanzor y rebeldes gallegos, que apoyan a Bermudo.
985–999 Bermudo II el Gotoso. Bastardo de Ordoño III. Toleró destacamentos musulmanes en León contra los nobles. Almanzor saqueó Coimbra, arrasó León (988) y Santiago de Compostela (999). Entrega una hija como esposa a Almanzor para frenarle pero no lo consigue, provocando la despoblación de los campos. Sepulcro en la Catedral de León.
999 -1028 Alfonso V el Noble. H/ Bermudo y Elvira, hija de Sancho García de Castilla. Heredó a los 5 años. Regencia del conde gallego Melendo y de su madre. C/ Elvira, hija del regente.Vence a Almanzor con ayuda de Sancho III de Navarra en Calatañazor, que muere en Medinaceli. Ab-Al-Malik, H/ Almanzor, ataca de nuevo León y saquea Zamora. Alfonso sofoca rebeliones de los condes de Saldaña y Castilla y expulsa a los normandos, que devastaban Galicia (1015). Promulga los"Fueros de León" (1017). Sepulcro en la Real Colegiata de San Isidoro en León.
1028-1037 Bermudo III. H/ Alfonso V. Tutelado por Sancho III de Navarra. C/ Jimena, hija del conde Sancho de Castilla. Asesinato del conde García de Castilla por los condes de Álava a las puertas de San Isidoro de León, cuando acudió para la boda con la infanta Sancha. Sancho III de Navarra ocupa Castilla. Bermudo entra en guerra, pero tiene que refugiarse en Galicia, hasta que se llega a la paz con la mediación de santo Domingo de Silos y la boda (1032) de su hermana Sancha con Fernando, 2º hijo de Sancho III, el Mayor, de Navarra.
Panteón de los Reyes de León-Colegiata de San Isidoro
Capilla Sixtina del Románico en el Camino de Santiago
1037-1038 Sancha de León. H/ Alfonso V. C/ Fernando I de Castilla. Recupera los restos de San Isidoro, obispo de Sevilla y doctor de las Españas. Construyen el Panteón de la Real Colegiata para su enterramiento.
1038-1065 Fernando I de León, el Magno: H/ Sancho III el Mayor, de Navarra. C/ Sancha, reina de León. Conde de Castilla (1029). Pasó 16 años de reinado resolviendo conflictos internos y reorganizando su reino. Las tropas leonesas dieron muerte a su hermano García III de Navarra en la batalla de Atapuerca (1054) a causa de disputas fronterizas. Llevó a cabo una enérgica actividad de Reconquista, tomando las plazas de Lamego (1057), Viseo (1058) y Coímbra (1064). Sometió a varios reinos de taifas al pago de parias. Al morir, dividió sus reinos entre sus hijos: al primogénito, Sancho, le correspondió el estado patrimonial de su padre, el condado de Castilla, elevado a categoría de reino, y las parias sobre el reino taifa de Zaragoza; a Alfonso, el favorito, le correspondió el Reino de León y el título imperial, así como los derechos sobre el reino taifa de Toledo; García recibió el Reino de Galicia, creado a tal efecto, y los derechos sobre los reinos taifas de Sevilla y Badajoz; a Urraca y a Elvira les correspondieron las ciudades de Zamora y Toro, respectivamente, también con título real y unas rentas adecuadas.

3. Reino de Castilla
Sancho II 
(1065-1072)
Hijo de Fernando y Sancha. Al acceder al trono castellano, nombró alférez a Rodrigo Díaz de Vivar, el "Cid Campeador" y una de sus primeras acciones fue renovar el vasallaje de la taifa de Zaragoza, Al-Muqtadir, para lo cual puso sitio a la ciudad, lo que le llevó a participar en la Guerra de los tres Sanchos contra sus primos Sancho Garcés IV de Pamplona y Sancho Ramírez de Aragón. Al fallecer en 1067 su madre la reina Sancha, se iniciaron las disputas con su hermano Alfonso, al que se enfrentó en Llantada a un juicio de Dios, en el que ambos hermanos pactan que el que resultase victorioso obtendría el reino del derrotado. Aunque Sancho venció, Alfonso no cumplió. Con la complicidad de su hermano Alfonso, Sancho entró en Galicia y, tras derrotar a su hermano García, lo apresó en Santarém encarcelándolo en Burgos hasta que se exilió a la taifa de Sevilla. Tras eliminar a su hermano, La tregua se rompe cuando Sancho, que no renuncia al reino de León, que llevaba aparejado el título imperial, marcha contra su hermano con un ejército al mando del Cid. que derrota al ejército leonés en la batalla de Golpejera en 1072. Sancho entra en León y es coronado rey. Tras encarcelar a Alfonso, la mediación de su hermana Urraca hizo que le permitiera instalarse en el Monasterio de Sahagún, de donde el leonés huyó, temiendo por su vida, refugiándose en la corte de su vasallo el rey al-Mamún de Toledo. La nobleza leonesa estaba descontenta con el castellano, y su miembro más destacado, Pedro Ansúrez, siguió a Alfonso al exilio. Según relato recogido en la Crónica Najerense, que podría provenir de un cantar de gesta, Sancho II fue asesinado por Bellido Dolfos mientras llevaba a cabo el cerco de Zamora, donde se hallaba su hermana la infanta Urraca.
Jura de Santa Gadea: El CID y Alfonso VI
Alfonso VI de León
(1072-1109)
Como segundo hijo varón de Fernando I, rey de León y conde de Castilla, no le correspondia heredar. Sin embargo, Fernando I convocó una Curia Regia para dividir el reino de León entre sus hijos. En la batalla de Golpejera, Sancho sale victorioso, pero decide no matar a su hermano Alfonso, que es encarcelado en Burgos.y trasladado al monasterio de Sahagún, donde se le rasura la cabeza y se le obliga a tomar la casulla, pero gracias a la intercesión de su hermana Urraca, logra huir y refugiarse en la taifa de Toledo de su vasallo el rey Al-Mamún. La muerte violenta de su hermano Sancho en el sitio de Zamora, que no dejó descendencia, permitió a Alfonso recuperar su trono de León y reclamar Castilla y Galicia. En este momento, la Leyenda de Cardeña acerca del Cid (siglo XIII) sitúa la jura exculpatoria de la posible participación de Alfonso en el asesinato de su hermano, que tomó El Cid en la iglesia de Santa Gadea de Burgos. Esto provocó desconfianza mutua, aunque Alfonso le ofreció en matrimonio a su sobrina Jimena Díaz. La muerte de Sancho fue aprovechada por García para recuperar el trrono de Galicia. En 1073 fue apresado y encarcelado de por vida en el castillo de Luna, donde fallecería (1090). Consolidado en el trono leonés, y con el título de emperador que heredaba de la tradición neo-gótica leonesa, Alfonso VI dedica los siguientes catorce años de su reinado a engrandecer sus territorios mediante conquistas como la de Uclés. 
1085: Alfonso VI reconquista Toledo
Cuando fallece el monarca navarro Sancho Garcés IV, la nobleza navarra decide que el trono no pase a su hijo menor de edad, sino a uno de los nietos de Sancho III de Navarra. Alfonso VI y Sancho Ramírez de Aragón invadieron el reino navarro. Tras llegar a un acuerdo, Sancho Ramírez es reconocido como rey de Navarra y Alfonso se anexiona los territorios de Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y La Bureba, adoptando el título de "Imperator totius Hispaniae" (1077). Pero su gran expansión territorial la hará a costa de los reinos taifas musulmanes, para lo cual Alfonso siguió con el sistema de parias, consiguiendo que la mayor parte de los reinos de taifas de la España musulmana fuesen sus tributarios, práctica a la que unió la presión militar. En 1074 había fallecido envenenado en Córdoba su vasallo y amigo, el rey de la taifa de Toledo Al-Mamún a quien sucedió su nieto Al-Qádir quién, en 1084, solicitó por segunda vez la ayuda de Alfonso ante un levantamiento que pretendía derrocarle. Alfonso aprovechó el llamamiento de ayuda del rey taifa para sitiar Toledo, que se rindió y al-Qadir fue enviado como rey a Valencia bajo la protección de Alvar Fáñez. Tras esta importante conquista, el monarca se tituló emperador de las dos religiones y como gesto ante la importante población musulmana de la ciudad se comprometió, además de respetar las propiedades de éstos, a reservarles la mezquita mayor para su culto. Esta decisión será revocada por el recién nombrado arzobispo de Toledo, el cluniacense Bernardo de Sedirac, valiéndose para ello del apoyo de la reina Constanza de Borgoña.
La ocupación de Toledo permitió a Alfonso VI incorporar el título de rey de Toledo y le llevó a la toma de Talavera y del castillo de Aledo. También ocupa la entonces ciudad de Magerit (1085) sin resistencia. La incorporación del territorio situado entre el Sistema Central y el río Tajo, servirá de base de operaciones para la corona leonesa, desde donde podía emprender un mayor hostigamiento contra las taifas de Córdoba, Sevilla, Badajoz, Granada y Almería. Esto prvocó que pidieran ayuda a los almorávides que al mando del emir Yusuf ibn Tasufin cruzan el estrecho de Gibraltar y desembarcan en Algeciras (1086). En Sevilla, el ejército almorávide se une a las tropas de los reinos taifas y se dirigen a tierras extremeñas donde se enfrentan en la batalla de Sagrajas (Zalaca) a las tropas de Alfonso VI que se había visto obligado a abandonar el sitio a la ciudad de Zaragoza. La batalla se salda con la derrota de las tropas cristianas que regresan a Toledo para defenderse, pero el emir no supo aprovechar la victoria, pues regresó apresuradamente a África a causa de la muerte de su hijo. Alfonso solicitó a los reinos cristianos de Europa la organización de una cruzada contra los almorávides que habían recuperado casi todos los territorios que Alfonso había conquistado, con la excepción de Toledo, ciudad en la que Alfonso se hacía fuerte. Aunque la cruzada no llega finalmente a organizarse, provoca la entrada en la península de un importante número de cruzados entre los que destacan Raimundo de Borgoña y Enrique de Borgoña que contraerán matrimonio con dos hijas de Alfonso, Urraca (1090) y Teresa (1094), lo que va a provocar la entrada de la dinastía borgoñona en los reinos peninsulares.
En 1088, Yusuf ibn Tasufin cruza por segunda vez el estrecho, pero es derrotado en el cerco de la fortaleza de Aledo y desertan muchos de los reyes de las taifas, lo que motivó que el emir viniera con la decisión de quedarse como único rey de al-Andalus. En 1090 los almorávides realizan un tercer desembarco, destituyen al rey de Granada, vencen a al-Mamun, gobernador de Córdoba, y tras la batalla de Almodóvar del Río, entran en Sevilla enviando al exilio a su rey al-Mutamid. En 1097 se produce un cuarto desembarco almorávide. La noticia la recibe Alfonso VI cuando se dirigía a Zaragoza para prestar ayuda a su vasallo el rey Al-Musta'in II en su enfrentamiento con el recién coronado Pedro I de Aragón. El objetivo almorávide es nuevamente Toledo, en cuyo camino se encuentra el castillo de Consuegra,donde las tropas cristianas resultarán derrotadas, lo que supondrá la decadencia del reinado de Alfonso VI que ya se había iniciado en 1086 con la derrota de Sagrajas (Zalaca).
1099: El Cid reconquista Valencia después de muerto
En 1102, Alfonso envía tropas en auxilio de Valencia frente a la amenaza almorávide. La ciudad había sido conquistada en 1094 por El Cid y desde su muerte (1099), estaba gobernada por su viuda Jimena. La batalla tuvo lugar en Cullera sin un claro vencedor, aunque Valencia cayó en manos almorávides ante lo costoso que resultaba para Alfonso defender la plaza. En 1108 las tropas del almorávide Tamim, gobernador de Córdoba e hijo de Yusuf ibn Tasufin se dirigen nuevamente contra los territorios cristianos, pero la ciudad elegida no es Toledo sino Uclés. Alfonso se encontraba en Sahagún, recién casado, mayor y con una vieja herida que le impide montar a caballo. Al mando del ejército se pone Álvar Fáñez, gobernador de las tierras de los Banu Di--Nun, y le acompaña el infante heredero Sancho Alfónsez. Los ejércitos se enfrentan en la Batalla de Uclés, donde las tropas cristianas sufrirán otra dura derrota y en la que, además, morirá el infante heredero al trono, lo que tendrá como consecuencia un parón de 30 años en la Reconquista y la independencia del condado de Portugal.
En 1067 se negoció su matrimonio con Ágata de Normandía, hija del rey Guillermo I de Inglaterra y de Matilde de Flandes, pero su muerte prematura frustró el proyecto. En 1069 se firmó el acuerdo de esponsales con Inés de Aquitania, hija del duque Guido Guillermo VIII de Aquitania y de Matilde de la Marche. Inés apenas contaba con diez años de edad y hubo que esperar hasta que cumpliese los catorce años para celebrar el matrimonio que tuvo lugar a finales de 1073, pero murió en 1078. Contrajo matrimonio por segunda vez en 1079 con Constanza de Borgoña, viuda, sin hijos, del conde Hugo III de Châlon-sur-Saon, e hija de Roberto el Viejo, duque de Borgoña y bisnieta de Hugo Capeto, rey de Francia. Fruto de este matrimonio, que duró hasta la muerte de la reina en 1093, nació: Urraca I de León, que sucedió a su padre en el trono. Contrajo sendos matrimonios con Raimundo de Borgoña y con Alfonso I el Batallador, rey de Aragón. Fue sucedida por su hijo con Raimundo de Borgoña, Alfonso VII el Emperador.
Urraca de León
 (1109-1126)
Hija de Alfonso VI y de la reina Constanza de Borgoña, por parte paterna eran sus abuelos Fernando I, rey de León y conde de Castilla, y su esposa Sancha de León, hija de Alfonso V. Sus abuelos maternos fueron el duque Roberto I de Borgoña, hijo de Roberto II de Francia, el segundo monarca francés de la dinastía de los Capetos, y su esposa Hélie de Samur. En 1095, Urraca contrajo matrimonio con Raimundo de Borgoña, un noble francés que llegó a León tras la Batalla de Sagrajas respondiendo al llamamiento que Alfonso VI realizó a la cristiandad europea con la intención de organizar una cruzada contra los almorávides que asolaban sus reinos. A raíz del matrimonio de otra de las hijas de Alfonso VI, Teresa de León, con Enrique de Borgoña, el monarca dividió Galicia en dos condados: el condado de Galicia fue concedido a Urraca y Raimundo, y el condado Portucalense, que comprendía las tierras entre los ríos Duero y Miño, correspondió como dote a Teresa y Enrique y, con el tiempo daría lugar al reino independiente de Portugal.
En 1108 falleció su hermano Sancho en la batalla de Uclés. La muerte del único descendiente varón de Alfonso VI convierte a Urraca, que había enviudado un año antes, en la candidata mejor situada para suceder a su padre, quien reúne en Toledo a los nobles del reino y les comunica el hecho, hasta entonces insólito, de que ella es la elegida para sucederle. Los nobles aceptan la designación real pero exigen que Urraca contrajera un nuevo matrimonio. Inmediatamente surgen varios candidatos para desposar a la heredera al trono, entre los que destacan el conde Gómez González y el conde Pedro González de Lara. Alfonso VI, temiendo que las rivalidades que existían entre los nobles castellanos y leoneses se incrementaran por este motivo, decide casar a Urraca con el rey aragonés Alfonso el Batallador. El matrimonio se celebra en 1109 en el castillo de Monzón de Campos.
El matrimonio entre Urraca y Alfonso se inicia con la oposición de distintas facciones políticas contrarias a la unión por motivaciones muy distintas. Una primera facción estaba formada por el clero francés, que se había visto muy reforzado gracias al origen borgoñés del primer marido de Urraca y que temía perder sus privilegios. Una segunda facción tenía su centro en Galicia, y su rechazo a la unión entre Urraca y Alfonso venía motivado por la pérdida de los derechos al trono castellano-leonés del hijo de Urraca, Alfonso Raimúndez. En efecto, uno de los primeros actos que hicieron los monarcas fue firmar un pacto según el cual los cónyuges se otorgaban recíprocamente potestad soberana en el reino del otro, declaraban heredero de ambos al hijo que pudieran engendrar, y que si de la unión entre ambos no naciera heredero alguno, cada cónyuge sucedería al otro en caso de muerte de alguno de ellos. Este sector se encontró desde un primer momento dividido en dos tendencias: una encabezada por el obispo de Santiago de Compostela, Diego Gelmírez que defendía la posición del infante Alfonso como sucesor de Urraca; y otra encabezada por Pedro Fróilaz, conde de Traba y tutor del príncipe Alfonso, quien se inclinaba por la independencia de Galicia, cuyo trono ocuparía Alfonso. Un tercer grupo opositor al matrimonio real radicaba en la misma corte y estaba encabezado por el conde Gómez González, y la motivación de su oposición venía dada por su temor a la pérdida de poder, sensación que se vio pronto confirmada cuando Alfonso I nombró a nobles aragoneses y navarros para importantes cargos públicos y como alcaides de los castillos y enclaves castellanos y leoneses. 
Será el conde de Traba quien desde Galicia inicie el primer movimiento agresivo contra los monarcas cuando reclamó los derechos hereditarios del infante Alfonso. En respuesta a la rebelión gallega, Alfonso el Batallador se dirigió al frente de su ejército hacia Galicia (1110) y restableció el orden en el condado rebelde al vencer a las tropas gallegas en el castillo de Monterroso. La rebelión gallega contra el poder real fue sólo el comienzo de una serie de conflictos políticos y bélicos que, los caracteres opuestos de Urraca y Alfonso y su antipatía mutua, van a alentar en los sucesivos años y que van a sumir a los reinos hispánicos en una continua guerra civil. Pronto se diferencian dos tendencias en la facción opuesta al matrimonio radicada en la propia corte. Una apoya a Alfonso como soberano y está integrada por la baja nobleza y las grandes ciudades que bordean el Camino de Santiago deseosas de deshacerse de los señoríos eclesiásticos; la otra apoya a Urraca y está formada por la alta nobleza y el clero que trabajará activamente para lograr la anulación eclesiástica del matrimonio argumentando ante el papa Pascual II que el mismo era incestuoso debido a la consanguinidad de los esposos (ambos eran biznietos de Sancho Garcés III de Pamplona). El pontífice amenaza con la excomunión de los monarcas si éstos no anulan el matrimonio. La reina afirmaba, según escribe Jerónimo Zurita en los Anales de la Corona de Aragón, que aunque el matrimonio se efectuó muerto el rey, su padre, con voluntad y orden los grandes de su reino, fue contra la suya y que recibió muchos denuestos y se le hicieron malos tratamientos por el rey de Aragón y que usaba gran tiranía y echó a los obispos de Burgos y León de sus iglesias, y prendió al de Palencia, y desterró al obispo de Toledo por dos años de su diócesis siendo legado de la sede apostólica, y que sacó del Monasterio de Sahagún al abad y puso en él a don Ramiro, su hermano. Era la pasión tan terrible, que la reina afirmaba que con gran furor y odio procuraba la muerte del infante. Y con esto iban incitando y conmoviendo contra él los pueblos.
Urraca decide alejarse de Alfonso y se refugia en el monasterio de Sahagún. Alfonso I recibe noticias de que el arzobispo de Toledo está maniobrando para obtener la nulidad matrimonial, lo que junto a los rumores de que la reina mantiene una relación amorosa con el conde Gómez González hace que decida encarcelar a Urraca en la fortaleza de El Castellar y dirija su ejército contra todas aquellas plazas castellanas que se habían posicionado a favor de Urraca. Tomó Palencia, Burgos, Osma, Orense, Toledo, donde depuso al arzobispo, y Sahagún, donde depuso al abad del monasterio. El conde Gómez González junto con el conde Pedro González de Lara logran liberar a la reina, que busca refugio en la fortaleza de Candespina, ubicada en Fresno de Cantespino,Segovia. El Rey entonces decidió plantar cara a la situación y lo hizo en la batalla del Campo de la Espina o Candespina (1111), en la cual salió victorioso gracias al apoyo militar que recibió de la hermanastra y del cuñado de Urraca, los condes de Portugal Teresa y Enrique.o fueron a la postre desbaratados y vencidos y quedó el conde Gómez vencido y muerto en el campo. Sin embargo, la entrada de Alfonso en Toledo, cuya cesión pretendían Teresa y Enrique, hizo que Enrique intentase un pacto con Urraca, pero la animadversión que se tenían las hermanastras hizo que finalmente Urraca se reconciliase con su marido Alfonso obligando a los condes de Portugal a retirarse a sus dominios.
La reconciliación matrimonial vuelve a quebrarse cuando Urraca se entrevista con la nobleza gallega y acepta que su hijo Alfonso sea proclamado rey de Galicia. La coronación se lleva a cabo en Santiago de Compostela y provocará las iras de Alfonso I de Aragón y nuevos enfrentamientos entre los soberanos a lo largo del año, destacando los que tuvieron como escenarios a ciudades como Astorga y Carrión de los Condes, y que terminarían con una nueva tregua que habría de romperse al año siguiente en Burgos, cuando la reina, apoyada por las tropas del obispo de Santiago de Compostela, Diego Gelmírez, sitió la ciudad. Alfonso decide entonces abandonar sus aspiraciones territoriales sobre los reinos de su esposa y, basándose en los argumentos que utilizaron los que desde un primer momento querían declarar nulo su matrimonio, repudiar a Urraca, hecho que se hizo efectivo en un concilio que se celebró en Palencia (1114).
La retirada de Alfonso I de Aragón, no supondrá la desaparición de los conflictos, ya que éstos se desplazan nuevamente a Galicia donde el conde de Traba, Pedro Fróilaz, y el obispo de Santiago de Compostela, Diego Gelmírez, intentan aumentar la autonomía del hijo la reina, Alfonso, como rey independiente de Galicia. La reina decide entonces apartar a su hijo Alfonso Raimúndez de la influencia de su tutor, para lo cual se dirige al frente de su ejército a Santiago y cerca la ciudad. Gélmirez y el conde de Traba pactan luego con Urraca y mientras se entrevistan con ella, la población se amotina y en la revuelta popular Urraca fue rodeada, golpeada en un barrizal, desnudada, humillada y vejada y hasta se dice que alguien que estaba allí le tiró una piedra que le dio en la cara, saltándole varios dientes y muelas. Tras huir, la reina sitió la ciudad hasta su rendición, sometiéndola posteriormente a una fuerte represión. En 1117, Urraca consolidó la relación con los partidarios de su hijo firmando el Pacto del Tambre, en el que reconocía la legitimidad del infante Alfonso para sucederla en el trono. Sin embargo, la paz sólo se prolongó hasta 1120, cuando nuevamente se enfrentó al conde de Traba, con el que tuvo que volver a pactar, debido a la invasión que desde el condado Portucalense encabezó su hermanastra Teresa y que repelió cruzando el río Miño y venciéndola en Lanhoso, con lo que consiguió que ésta le reconociese como soberana. Los últimos años del reinado de Urraca son poco conocidos por la falta de documentos claros. De su estudio se desprende que no cesó la guerra civil hasta su muerte en 1126, ocurrida en el castillo de Saldaña. Ese mismo año, su hijo Alfonso, llegado de Galicia, sería coronado también como rey de León como Alfonso VII de León, más tarde llamado el Emperador.
La reina Urraca se casó en primeras nupcias con el conde Raimundo de Borgoña, hijo del conde palatino Guillermo I de Borgoña. Habían estado comprometidos desde 1087, aunque el matrimonio no se celebró hasta 1095 en la ciudad de Toledo. Fruto del primer matrimonio de la reina nacieron los siguientes hijos Alfonso VII de León, sucesor de su madre en los tronos de León y de Castilla, y Sancha Raimúndez. El segundo matrimonio con Alfonso I el Batallador, rey de Aragón, matrimonio del cual no hubo sucesión y fue anulado posteriormente a causa de la consanguineidad.
Alfonso VII de León
Emperador de España
 (1126-1157)
Hijo de Urraca de León y Raimundo de Borgoña. Reclamó el reino de Castilla, en el que su padrastro, Alfonso I de Aragón, contaba con importantes guarniciones militares que le aseguraban su dominio. Entre éstas destacan Burgos y Carrión de los Condes, cuya población se decanta por el nuevo rey y en 1127 entregan las plazas a Alfonso VII. Alfonso el Batallador reacciona y se dirige contra Alfonso VII al frente de un numeroso ejército. Ambos se encuentran en el valle de Támara. Sin embargo no se produce un enfrentamiento entre los ejércitos debido a que los dos monarcas tienen situaciones más graves a las que hacer frente: Alfonso VII debe atender las veleidades territoriales de su tía Teresa de León y Alfonso I a las amenazas de los almorávides. Se llega entonces a un acuerdo que se plasma en un pacto conocido como las Paces de Támara, en el que se establecen las fronteras entre el reino castellano y el aragonés, volviendo a los límites fijados por Sancho III el Mayor, y se zanjan las disputas entre ellos renunciando el monarca aragonés al título de emperador, título que utilizó el Batallador entre 1109–1114 tras su matrimonio con Urraca I de León, anulado al considerarse que no fue consumado, y debiéndose esperar tres siglos para ver realizada la unión de los reinos hispánicos, aunque ya sin Portugal, en las figuras de los Reyes Católicos. Se dirige entonces hacia Galicia desde donde se interna en el condado Portucalense, que rige su tía Teresa, y tras arrasarlo vuelve a León para casarse con Berenguela, hija de Ramón Berenguer III en 1128.
Ese mismo año logra que su tía Teresa de León reconociera su soberanía, aunque dicho reconocimiento sería efímero porque Teresa se ve obligada a huir a Galicia cuando su hijo, Alfonso Enríquez, la derrota en la batalla de San Mamede, lo que será el origen de la futura independencia del reino portugués. En 1130 depone a los obispos de León, Salamanca y Oviedo que se habían mostrado opuestos a su matrimonio con Berenguela. Esto provoca el rechazo de parte de la nobleza encabezada por Pedro González de Lara, Bertrán de Risnel y Pedro Díaz de Aller que se rebelan contra el monarca y toman Palencia. Alfonso VII acude a la ciudad y restablece el orden apresando a los cabecillas. Tras la muerte sin descendencia del rey navarro-aragonés Alfonso I el Batallador (1134), Alfonso VII reclamó el trono de su padrastro alegando para ello ser tataranieto de Sancho III el Mayor. La candidatura de Alfonso no fue aceptada, ni por los nobles aragoneses, que nombraron rey de Aragón al hermano de Alfonso I, Ramiro II el Monje, ni por los nobles navarros que eligieron como rey de Pamplona a García Ramírez. A pesar de ello Alfonso ocupa La Rioja y Zaragoza, ciudad que entregaría al recién nombrado rey navarro a cambio de su juramento de vasallaje.
Posteriormente, apoyado por nobles del norte de los Pirineos, controló amplios territorios del sur de Francia, llegando hasta el río Ródano, lo que le valió para retomar la vieja idea imperial de Alfonso III y, en 1135, se hace coronar en la Catedral de León, "Imperator totius Hispaniae" (Emperador de toda España) por el legado del papa Inocencio II. En dicha ceremonia recibirá el homenaje, entre otros, de su cuñado Ramón IV Berenguer, conde de Barcelona, de su primo el rey García Ramírez de Navarra, del conde Alfonso Jordán de Tolosa y otros señores y embajadores de Gascuña y del Mediodía francés, de Ermengol VI de Urgel, y de representantes de varios de los principales linajes musulmanes, como el caudillo ismaelita Sayf al-Dawla más conocido como Zafadola. No asisten su también primo Alfonso Enríquez, ni el rey aragonés Ramiro II de Aragón con el que se encuentra enemistado por la ocupación de Zaragoza. La enemistad con el monarca aragonés se resuelve en 1136 cuando Alfonso VII desposee del señorío zaragozano al rey navarro y se lo ofrece a Ramiro II el Monje, tras acordar la boda de sus hijos Petronila y Sancho, aunque finalmente el matrimonio no se celebrará ya que Petronila se casa con el conde barcelonés Ramón Berenguer IV, lo que va a suponer la unión del condado de Barcelona al reino de Aragón. 
Asegurado el flanco aragonés de su reino, Alfonso VII centra su atención en el sur peninsular ocupado por los almorávides y los almohades. Interviene activamente en los enfrentamientos entre las dos dinastías bereberes y lleva a cabo expediciones y ataques de saqueo incitando a las poblaciones a sublevarse contra ellos, para lo cual contó con la ayuda de dos caudillos hispano-musulmanes: el ya citado Zafadola e Ibn Mardanish conocido como «el rey Lobo». En 1139 tomó el castillo de Colmenar de Oreja desde el que se amenazaba Toledo; en 1142 se hace con Coria; en 1144 con Jaén y Córdoba, aunque esta última volverá a caer ese mismo año en manos musulmanas. En 1146 se produce otra invasión almohade que tras desembarcar en Algeciras se hace con importantes territorios, por lo que Alfonso VII se ve obligado a pactar con el caudillo almorávide Ibn Ganiya para organizar la resistencia. Se entrevista con Ramón Berenguer IV y con García Ramírez y acuerdan la conquista de Almería en poder de los almohades. Para ello cuentan además con el apoyo de la flota genovesa y con cruzados franceses que responden al llamamiento que ha realizado el papa Eugenio III. Almería es tomada en octubre de 1147. En 1150 falleció el monarca navarro García Ramírez y Alfonso VII firma con el rey de Aragón el Tratado de Tudilén, un acuerdo por el que se reparten el reino de Navarra y se reconoce a Ramón Berenguer IV el derecho de conquista sobre Valencia, Denia y Murcia. En 1157, los almohades recuperaron el control de la ciudad de Almería y Alfonso VII parte para intentar reconquistarla. Fracasa en el intento y cuando regresaba a León, muere. Su hijo Fernando le sucedió en el trono de León mientras que su otro hijo Sancho ocupó el trono de Castilla
Sancho III de Castilla
(1157-1158)
Hijo de Alfonso VII de León y Berenguela de Barcelona. A la muerte de su padre, heredó el reino de Castilla, al tiempo que su hermano, Fernando II, heredaba el reino de León. La división de ambos reinos entre los dos hijos de Alfonso VII no derivó en conflicto debido a la intervención de su hermanastra Sancha de Castilla, esposa de Alfonso II de Aragón, que intervino en la disputa a fin de que ambos respetaran los límites territoriales de cada reino. En 1151 contrajo matrimonio en Calahorra con Blanca Garcés, hija del rey García Ramírez de Pamplona. Su hijo Alfonso heredó el trono de Castilla. Cuando los templarios rehusaron mantener la defensa de la plaza fronteriza de Calatrava que les había sido concedida por Alfonso VII en 1147, Sancho III entregó entonces la tenencia y el señorío de Calatrava al abad Raimundo de Fitero y al caballero Diego Velázquez, que fundaron la Orden de Calatrava. Sancho III se comprometió a devolver a su hermano el rey de León las tierras fronterizas entre ambos reinos que había conquistado, a cambio de que éstas fueran dadas en señoríos a nobles leoneses cercanos al rey castellano. También acordaron prestarse ayuda mutua frente a terceros, y se repartieron las zonas de influencia sobre los territorios musulmanes aún no conquistados, y establecieron que si alguno de ellos fallecía sin descendencia el reino del finado sería herededado por el hermano superviviente. Fue sucedido en el trono por su hijo Alfonso, entonces menor de edad, lo que originó una lucha por el poder en el reino de Castilla entre la Casa de Lara y la Casa de Castro. Sancho III compartió mausoleo en la Catedral de Toledo, en el lado de la Epístola del presbiterio, con Sancho IV de Castilla.
Fernando II de León
(1157-1188)
Hijo de Alfonso VII de León y Berenguela de Barcelona. Durante la minoría de edad de su sobrino Alfonso VIII de Castilla, comenzó la rivalidad entre la Casa de Lara y la Casa de Castro por ejercer la regencia en nombre del niño rey. Aprovechando el estado anárquico en el que se hallaba el reino de su difunto hermano, Fernando II de León invadió el reino de Castilla al frente de un ejército, y exigió, a fin de restaurar el orden en el reino, que los Lara le entregasen a su sobrino Alfonso VIII, de cuya educación deseaba hacerse cargo. En 1160, Fernando Rodríguez de Castro derrotó a los Lara en la Batalla de Lobregal, en la que perdió la vida el conde Osorio Martínez, su suegro, y en la que Nuño Pérez de Lara fue capturado. En 1162 Rodríguez de Castro fue nombrado mayordomo mayor de Fernando II de León. Fernando contrajo matrimonio en 1165 con Urraca, hija de Alfonso I de Portugal y de Mafalda de Saboya. Restauró y repobló las ciudades de Ledesma y Ciudad Rodrigo.
Guerra castellano-leonesa (1162-1166): En 1162, Fernando II conquistó la ciudad de Toledo, arrebatándosela a los castellanos, y nombrando a continuación gobernador de la ciudad a Fernando Rodríguez de Castro. La ciudad de Toledo permaneció en poder de los leoneses hasta 1166, en que fue recuperada por los castellanos. En 1162 el rey de León firmó un acuerdo, conocido como el tratado de Ágreda, con Alfonso II de Aragón. En 1164 Fernando Rodríguez de Castro, el Castellano, penetró en el reino de Castilla por segunda vez con un ejército y derrotó al conde Manrique Pérez de Lara en la Batalla de Huete. Cuatro años después fue nombrado alcalde de León. Fernando II de León y los miembros de la Casa de Lara se reunieron en Soria, y acordaron que, para defender la ciudad de Toledo de los sarracenos, entregarían a la Orden del Temple la plaza de Uclés, situada en la actual provincia de Cuenca, y que posteriormente se convertiría en la sede de la Orden de Santiago. El rey de León, temeroso de que los miembros de la Casa de Lara rompieran la paz acordada, se alió con Sancho VI de Navarra para intimidar a dichos magnates castellanos y, de ese modo, poder dirigir sus tropas contra los almohades, a quienes arrebató las ciudades de Alcántara y Alburquerque.
Conquista de Badajoz y guerra con el reino de Portugal: Entre los años 1166 y 1168 Alfonso I de Portugal, se apoderó de varias plazas pertenecientes a la corona leonesa. Fernando II de León repobló Ciudad Rodrigo, y el soberano de Portugal, sospechando que su yerno la fortificaba con el propósito de atacarle en el futuro, envió contra aquella plaza un ejército mandado por su hijo, el infante Sancho. Acudió el rey de León en auxilio de la plaza sitiada y, en un encuentro que tuvo con las tropas portuguesas las puso en fuga, capturando numerosos prisioneros. Alfonso I de Portugal invadió entonces Galicia, se apoderó de Tuy y de otros muchos castillos, y en el año 1169 atacó la ciudad de Cáceres. Posteriormente marchó junto con sus tropas contra la ciudad de Badajoz, que se hallaba en poder de los sarracenos, pero que según lo acordado en el tratado de Sahagún, que había sido firmado en 1158, debería pertenecer cuando fuera reconquistada al reino de León. A principios del verano de 1169, Portugal, tomó la ciudad de Badajoz después de un largo asedio, pero el gobernador de la ciudad se refugió en la Alcazaba , y el asedio hubo de continuar. La ciudad de Trujillo se convirtió en la cabeza del señorío reunido por Fernando Rodríguez de Castro, el Castellano. Ello provocó la oposición del rey Fernando, quien argumentó que Badajoz le pertenecía. El rey de León se dirigió entonces hacia el sur al frente de un ejército, a petición del califa almohade Abu Yaqub Yusuf, quien ya había enviado un contingente de quinientos caballeros a fin de socorrer a su gobernador sitiado. Los portugueses que sitiaban la Alcazaba de Badajoz se vieron entonces sitiados por los leoneses, estallando la lucha en las calles de la ciudad. Mientras trataba de escapar, Alfonso I de Portugal fue capturado por los hombres de Fernando II, después de haberse roto una pierna. Tras la toma de la ciudad y de la Alcazaba de Badajoz por los leoneses, estos últimos dejaron la ciudad en manos de sus aliados musulmanes. 
Fernando II de León conservó la ciudad de Cáceres, pero las localidades de Trujillo, Montánchez, Santa Cruz de la Sierra y Monfragüe pasaron a ser propiedad de Fernando Rodríguez de Castro.Tras la donación recibida, Rodríguez de Castro pasó a ser señor de un señorío semi-independiente localizado entre los ríos Tajo y Guadiana, cuya sede se hallaba en la ciudad de Trujillo. Alfonso VIII de Castilla se percató de la importancia estratégica de las fortalezas concedidas al Castellano, con vistas a una futura repoblación, pues las fortalezas se hallaban en la zona que según el Tratado de Sahagún de 1158 pertenecía al área de influencia del reino de Castilla. Vencidos por Alfonso I Enríquez, los musulmanes atacaron en 1173 el reino de León, intentando apoderarse de Ciudad Rodrigo; pero Fernando II, que tuvo conocimiento de sus propósitos, se atrincheró en la ciudad salmantina con las tropas que pudo reunir en León, en Zamora, en varios lugares de Galicia, y en otros puntos del reino, dando orden al mismo tiempo al resto de su ejército de reunirse con él lo antes posible. En 1170 se creó la Orden de Santiago, con el fin de proteger a los peregrinos que visitaban la tumba del Apóstol Santiago. En 1172, el rey Fernando se vio obligado a repudiar a su primera esposa, la reina Urraca de Portugal, a pesar de que la reina había dado a luz al infante Alfonso, que sucedió a su padre en el trono leonés, pues ambos cónyuges eran primos segundos.
Guerra castellano-leonesa (1178-1180): Fernando II de León invadió el reino de Castilla. Se apoderó de los municipios de Castrojeriz y Dueñas antes de que Alfonso VIII hubiese podido poner dichas fortalezas en estado de alerta, al tiempo que el soberano castellano se aliaba con Alfonso I de Portugal, que envió a su hijo, el infante Sancho, a luchar contra el rey de León. En 1180 se reunieron en la localidad vallisoletana de Tordesillas los reyes de Castilla y León, donde acordaron poner fin a sus diferencias, sellando un acuerdo de paz. El Papa Alejandro III concedió la gracia del Año Santo Jubilar Jacobeo (Bula Regis Aeterni-1181), privilegio concedido a la catedral de Santiago de Compostela, que favoreció el apogeo de las peregrinaciones, al tiempo que potenció el desarrollo económico, cultural y artístico de los territorios atravesados por el Camino de Santiago.
En 1187 Fernando II de León se casó por tercera vez con Urraca López de Haro, hija de Lope Díaz I de Haro, señor de Vizcaya y Nájera. Donó a su esposa los castillos de Aguilar y Monteagudo. Fernando auxilió al rey de Portugal cuando los musulmanes sitiaban la ciudad de Santarém. Urraca López de Haro, que tenía conocimiento que se acercaba el final de la vida de su esposo, quiso elevar al trono de León a su único hijo superviviente, Sancho Fernández de León, en perjuicio del infante Alfonso de León, hijo primogénito de Fernando y de la reina Urraca de Portugal. Para lograr su propósito la reina Urraca sostuvo que el nacimiento del infante Alfonso era ilegítimo, ya que el matrimonio de sus padres había sido anulado debido a los lazos de sangre existentes entre ambos cónyuges. El rey Fernando desterró entonces a su hijo primogénito, lo que supuso un triunfo para su madrastra, que se esforzó en que su hijo Sancho heredase el trono a la muerte de su padre. 
Contraviniendo sus deseos de recibir sepultura en la catedral de Santiago de Compostela, fue enterrado en algún lugar, posiblemente en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León, pues a su viuda, la reina Urraca, no le convenía trasladar los restos mortales a Santiago de Compostela, ya que su arzobispo, Pedro Suárez de Deza era partidario del rey Alfonso IX y no de la reina Urraca. Posteriormente, sus restos fueron trasladados por orden de su hijo Alfonso IX de León a la catedral de Santiago de Compostela, en la que el difunto rey de León había manifestado que deseaba ser sepultado, pues allí se hallaban sepultados su madre, la reina Berenguela de Barcelona, y su abuelo Raimundo de Borgoña, esposo de la reina Urraca I de Castilla y León y, por ello, en un documento otorgado en la ciudad de Benavente en 1180, confirmó a la catedral de Santiago de Compostela las donaciones que el soberano le había concedido en el pasado, y que concernían a la capellanía y las sepulturas reales de la catedral, ordenando además en dicho documento que nadie construyese ningún castillo en aquel territorio.
Sepulcro de Fernando II de León-Catedral de Santiago
La traslación de los restos del rey Fernando II es mencionada en un diploma otorgado en Zamora por el rey Alfonso IX de León, y fechado en 1188, en el que se certifica que los restos reales fueron trasladados a la catedral de Santiago de Compostela por orden de su hijo, que deseaba cumplir las últimas voluntades paternas, y sepultados junto a los restos del Apóstol Santiago con honores reales, al tiempo que confirmaba en dicho documento los privilegios y exenciones concedidos a la catedral por el alma de su difunto padre, y por la suya propia. El sepulcro del rey Fernando se encuentra en la Capilla de las Reliquias de la catedral de Santiago de Compostela, donde se halla el Panteón Real. Sobre un sepulcro de piedra liso se halla colocada la estatua yacente que representa al difunto rey, que aparece ataviado con túnica y manto, ceñida la frente con corona real, y su cabeza aparece representada con cabello rizado y con barba, hallándose el brazo derecho del soberano levantado y colocado a la altura de su cabeza, mientras que su mano izquierda reposa sobre su pecho.
Alfonso VIII de Castilla
 (1158-1214)
Hijo de Sancho III de Castilla y Blanca de Navarra. C/ Leonor Plantagenet, madre de Berenguela (madre de San Fernando) y de Blanca de Castilla (madre de San Luis de Francia). Por parte de padre era descendiente de los duques de Borgoña y de los condes de Barcelona, y por parte de madre, de los reyes de Pamplona y de Rodrigo Díaz de Vivar "El Cid Campeador". Hijo de Sancho III «el Deseado», rey de Castilla, y de Blanca Garcés de Pamplona, a la muerte de su padre sólo contaba tres años de edad, por lo que se designó como tutor a Gutierre Fernández de Castro y como regente a Manrique Pérez de Lara, para equilibrar a las poderosas familias Castro y Lara. Sin embargo, se originó una sangrienta rivalidad entre las dos familias nobiliarias. Los Lara lograron apoderarse del joven rey. Esta rivalidad derivó en una guerra civil y en un período de incertidumbre que fue aprovechado por los reinos vecinos y así, en 1159, el rey navarro Sancho VI se apoderó de Logroño y de amplias zonas de La Rioja, mientras que el tío del joven Alfonso, el rey leonés Fernando II, se apoderó de la ciudad de Burgos.
En 1160, los partidarios de la Casa de Lara, capitaneados por Nuño Pérez de Lara, fueron derrotados por los miembros de la Casa de Castro, dirigidos por Fernando Rodríguez de Castro, el Castellano, en la Batalla de Lobregal, librada en las cercanías de la localidad de Villabrágima, en la provincia de Valladolid. La proximidad de Fernando II, aliado de los Castro, al lugar donde los Lara custodian a Alfonso VIII hace que éstos le trasladen a Soria donde permanecerá hasta 1162 cuando los Lara, acosados por Fernando que ha conquistado las ciudades de Segovia y Toledo, deciden entregárselo a su tío, aunque lo impide la intervención de un hidalgo, quien sacó al pequeño del palacio real, poniéndolo bajo la custodia de las villas leales del norte de Castilla, primero en el castillo de San Esteban de Gormaz y después en Atienza y Ávila, ciudad ésta que desde entonces recibe el título honorífico de «Ávila del Rey» o «Ávila de los Leales» por la defensa que hizo del joven monarca. 
Al alcanzar la mayoría de edad en 1170, Alfonso VIII fue proclamado rey de Castilla en las Cortes que se convocaron en Burgos, tras lo cual se concertó su matrimonio con Leonor de Plantagenet, hija de Enrique II de Inglaterra y de Leonor de Aquitania, que aportó como dote el condado de Gascuña. Su primer objetivo como monarca fue recuperar los territorios perdidos durante su minoría de edad. Para ello se alía con el rey aragonés Alfonso II el Casto. Junto al rey aragonés, Alfonso VIII atacó al navarro Sancho VI en 1173, logrando arrebatarle los territorios que éste había tomado durante su minoría de edad, tras lo cual reforzó su alianza con Alfonso II al concertar el matrimonio de éste con su tía Sancha de Castilla.
Presionado por los ataques almohades, desde 1174 tuvo que ceder a las órdenes militares algunos territorios hasta entonces de realengo para su mejor protección, como las villas de Maqueda y Zorita de los Canes a la Orden de Calatrava, o la villa de Uclés a la Orden de Santiago, siendo desde entonces Uclés la casa principal de esta última orden militar. Desde esta plaza inicia una ofensiva contra los musulmanes, que culmina con la reconquista de Cuenca en 1177. Alfonso VIII fue el fundador del primer estudio general español, el "Studium generale" de Palencia (germen de la universidad), que decayó tras su fallecimiento. Además, su corte sería un importante instrumento cultural, que acogería trovadores y sabios, especialmente por la influencia de su esposa gascona Leonor (hermana de Ricardo Corazón de León).
En 1179 firma con su aliado el rey aragonés el Tratado de Cazola, por el que ambos monarcas se reparten sobre el papel, ya que no tuvo resultados reales, los territorios del reino navarro y además fijan las zonas de conquista de los territorios musulmanes que cada monarca puede emprender variando el hasta entonces vigente Tratado de Tudilén que habían firmado Alfonso VII de León y Ramón Berenguer IV de Barcelona. Por el nuevo Tratado de Cazola, el reino de Murcia -cuya conquista correspondía a Aragón- pasaba a Castilla y a cambio el rey aragonés Alfonso II se vio libre del vasallaje que debía a Alfonso VIII.
Tras fundar Plasencia en 1186, y con intención de unificar a la nobleza castellana, relanza la Reconquista, recupera parte de La Rioja que estaba en manos navarras y la reintegra a su reino. Establece una alianza con todos los reinos peninsulares cristianos -a la sazón, Portugal, León, Castilla, Navarra y Aragón- para proseguir ordenadamente conquistando las tierras ocupadas por los almohades. En 1188 se reúne en Carrión de los Condes con su primo Alfonso IX, que acababa de suceder a su padre Fernando II como rey de León. Ambos monarcas firman un pacto de buena voluntad que Alfonso VIII pronto romperá para, aprovechando la debilidad del nuevo rey leonés en su propio reino, invadir León y hacerse con varias poblaciones, entre las que destacan Valencia de Don Juan y Valderas, y que inició un período de hostilidades que finalizaría en 1194 con la firma del Tratado de Tordehumos, en el que el rey castellano se comprometía a devolver los territorios conquistados y el leonés se comprometía a contraer matrimonio con la hija de Alfonso VIII, Berenguela y, si el leonés Alfonso IX moría sin descendencia, se pactó que el reino de León pasaría a ser anexionado por Castilla.
Batalla de Alarcos (1195): El acuerdo con el reino de León permite a Alfonso VIII romper la tregua que mantenía con los almohades desde 1190 e inicia incursiones que, de la mano del arzobispo de Toledo Martín López de Pisuerga, llegan hasta Sevilla. El califa almohade Abu Yaqub Yusuf al-Mansur, que se encontraba en el norte de África, cruza el Estrecho de Gibraltar y desembarca en Tarifa al frente de un poderoso ejército con el que se dirige hacia tierras castellanas. Alfonso VIII recibe la noticia y reúne a su ejército en Toledo y aunque consiguió el apoyo de los reyes de León, Navarra y Aragón para hacer frente a la amenaza almohade, no espera la llegada de dichas tropas y se dirige hacia Alarcos, una ciudad fortaleza en construcción situada a pocos kilómetros de la actualCiudad Real, junto al río Guadiana, donde el 19 de julio de 1195 sufre una estruendosa derrota que supuso una importante pérdida de territorio y la fijación de la nueva frontera entre Castilla y el Imperio almohade en los Montes de Toledo. Los almohades incluso invadieron el valle del Tajo y asediarían Toledo, Madrid y Guadalajara en el verano de 1197.
1212: Alfonso VIII en "Navas de Tolosa" venca a Almohades
Batalla de las Navas de Tolosa (1212): Alfonso VIII de Castilla se encontró en una peligrosa situación que le llevó a la posibilidad de perder Toledo y todo el valle del Tajo, por lo que el rey solicitó en 1212 al papa Inocencio III la predicación de una Cruzada a la que no sólo respondieron sus súbditos castellanos, sino también los aragoneses con su rey, Pedro II el Católico, los navarros dirigidos por Sancho VII el Fuerte, y las órdenes militares de Calatrava, del Temple, de Santiago y de Malta. Tras la recuperación de los enclaves del valle del Guadiana (Calatrava, Alarcos, Benavente, etc.) alcanzó la esperada victoria sobre el califa almohade Miramamolín en la batalla de las Navas de Tolosa, en las inmediaciones de Santa Elena (Provincia de Jaén). Un año más tarde, lograba lo propio en la plaza de Alcaraz, consolidando el poder castellano en toda la meseta manchega. Alfonso VIII falleció el día 6 de octubre de 1214, dejando constancia de ello el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada en su obra "De rebus Hispaniae". El rey y su esposa Leonor recibieron sepultura en el Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas en Burgos que él mismo había fundado.
Alfonso IX de León
 (1188-1230)
Hijo de Fernando II de León y Urraca de Portugal, tuvo dificultades para hacerse con el poder debido a las intrigas de su madrastra Urraca López de Haro, que aspiraba a entronizar a su propio hijo, el infante Sancho. A lo largo de su reinado tuvo numerosos conflictos y tensiones con su primo Alfonso VIII de Castilla. Debido a estos, estuvo ausente en la Batalla de las Navas de Tolosa, pese a lo cual realizó una gran actividad de Reconquista, recuperando para la Cristiandad las ciudades de Cáceres, Mérida y Badajoz.
Se casó primero con Teresa de Portugal, matrimonio que fue anulado por consanguinidad, y luego (1198) con Berenguela de Castilla, de quien hubo al infante Fernando. Tras anularse también este matrimonio, Berenguela se llevó a su hijo a su tierra natal y logró convertirlo en rey de Castilla a la muerte de Enrique I, en 1217. Debido a ello, padre e hijo se distanciaron y, al parecer, la animadversión de Alfonso IX hacia los castellanos le llevó a dejar el reino en manos de Sancha y Dulce, las hijas habidas con su primera esposa, Teresa de Portugal, en lugar de las de su primogénito. Sin embargo, la madre de Fernando negoció con Teresa de Portugal la entrega de una pensión vitalicia a Sancha y Dulce a cambio de sus derechos, uniendo ambas coronas en la llamada Concordia de Benavente.
Alfonso IX halló enormes dificultades para acceder a un trono, que por derecho de nacimiento le pertenecía. Por una parte, se encontraba su madrastra Urraca, la cual quería eliminarle, pues pretendía que su hijo Sancho fuera el que heredara el Reino, a pesar de haber nacido más tarde. Urraca argumentaba que Alfonso IX no tenía derecho al trono porque el matrimonio entre sus padres había sido anulado. A esto se le unía el deseo de los reinos vecinos de Portugal y Castilla de repartirse el Reino de León. No obstante, todo se resolvió a favor de Alfonso IX, debido a que Urraca no consiguió apoyo entre los leoneses.
Mientras portugueses y castellanos ambicionaban las tierras del Reino por el Este y por el Oeste, los almohades suponían un gran peligro por el Sur. Por si las amenazas extranjeras no bastaran, el nuevo monarca se encontró con que el Reino estaba en bancarrota por la política que había llevado su padre. Por lo que, a los 17 años, Alfonso IX convocó las famosas Cortes de León (1189), la primera vez que se reunieron representantes de la nobleza, del clero y de las villas del reino, siendo las primeras Cortes representativas de Europa y del Mundo.
1189: Cortes de León en San Isidoro-Alfonso IX
Estaban presentes todos los obispos del reino, incluyendo al arzobispo de Santiago de Compostela, que era la máxima autoridad religiosa, además de los nobles y los representantes de las ciudades: León, Oviedo, Salamanca, Ciudad Rodrigo, Zamora, Astorga, Toro, Benavente, Ledesma y algunas más. El motivo por el cual se convocó también a los representantes de las ciudades, fue sin duda la acuciante necesidad de solventar la grave situación económica que sufría el Reino. El hecho de que los habitantes de las ciudades gozaran de una gran prosperidad económica y de que la colaboración con la nobleza en este aspecto fuera demasiado complicada, motivó que rey llamase a los representantes de las ciudades para que asistieran a estas Cortes. Así, Alfonso IX consiguió, sin implicar a la nobleza, generar más recursos para el Reino, recursos cada vez más necesarios por el creciente gasto que ocasionaban las guerras con los vecinos; a cambio se comprometió a mejorar la administración de justicia y eliminar los abusos de poder de la nobleza.
Recién coronado Alfonso IX, se reunió con su primo Alfonso VIII, rey de Castilla, en Carrión, con la intención de iniciar unas buenas relaciones con Castilla que permitieran una paz duradera. La reunión consistía en una ceremonia para investir a Alfonso IX caballero, y como era costumbre en estos casos, Alfonso IX besó la mano del rey castellano, recibiendo por parte de éste la espada y el cinturón propios de un caballero. Cabe destacar que en la misma ceremonia fue armado caballero el Príncipe Conrado de Suabia, hijo del Emperador Federico Barbarroja de Alemania. El príncipe había venido con el objetivo de desposar la infanta Berenguela, hija de Alfonso VIII, algo que no pudo hacer debido a la oposición de ésta. Alfonso VIII de Castilla, más tarde, rompiendo el pacto, entró con sus tropas en territorio leonés y se apoderó de varias plazas que nunca habían pertenecido a Castilla, entre ellas, Valencia de Don Juan. Rompía así las hostilidades con el Reino de León, invadiendo unos territorios que marcarían la política exterior de Alfonso IX.
Sancho I de Portugal, al Oeste, penetró en territorio leonés con el mismo objeto que Castilla: apoderarse de las tierras del Reino de León. Así, el Reino se vio cercado entre dos frentes que amenazaban con su destrucción. Alfonso IX se dio cuenta del grave peligro. Para buscar una solución, utilizó la diplomacia y se puso de inmediato a buscar apoyos en Portugal. Primero se entrevistó con Sancho I de Portugal y concertó el matrimonio con la infanta Teresa, que más tarde se llamaría Santa Teresa de Portugal. Como ambos eran nietos de Alfonso Enríquez, primer rey de Portugal, el matrimonio entre ambos necesitaba dispensa papal. No obstante, el matrimonio duró tres años, en los cuales tuvieron tres hijos: Dulce, Fernando y Sancha. Fernando, por desgracia, murió muy joven (1214). El papa Celestino III en 1191, tildó el matrimonio de incesto, pronunciando más tarde una sentencia de excomunión y entredicho. La excomunión afectaba a los reyes de León y de Portugal, mientras que el entredicho afectaba a ambos Reinos.
El Rey de Portugal propuso un pacto para defenderse de Castilla a los reyes de Aragón, Navarra y León, que fue llamado la Liga de Huesca. El pacto consistía en un compromiso por el cual ninguno de los monarcas firmantes entraría en guerra sin el mutuo consentimiento. Alfonso IX firmó por la poca confianza que tenía en Alfonso VIII de Castilla, quien a pesar del convenio de Carrión seguía sin devolverle las plazas leonesas que aún retenía. Alfonso IX, temeroso del peligro que suponía el gran poder de los almohades, firmó una tregua (1191) de cinco años. El Papa Celestino III no tardó en reaccionar ante este pacto: excomulgó al Rey de León. E incluso hizo más: procedió a conceder las mismas indulgencias a aquellos que lucharan contra León que las que recibían los que participaban en las Cruzadas, dejando así relevados de obediencia al rey a sus súbditos.
Así pues, Portugal, creyendo que el final del Reino de León estaba cerca, aprovechó la oportunidad para atacar a León, esperando, como años atrás, ampliar sus dominios a costa del Reino de León. Invadió Galicia con ayuda de varios nobles gallegos, tomando Tuy y Pontevedra. Alfonso VIII de Castilla, por su parte, con la ayuda de Portugal y Aragón, aprovechó la bula para atacar también León. Penetró por el sur y atacó Benavente, fracasando en su conquista. Avanzó más tarde hacia el norte hasta Astorga, fracasando en el intento de nuevo. Después de dejar un sendero de destrucción a su paso, llega a las puertas de la ciudad de León, a la cual tan siquiera es capaz de acceder, contentándose con la toma de Puente Castro, localidad cercana, tras varios días de brutales ataques.
Cuando Alfonso IX recibe en 1195 ayuda de los árabes en forma de dinero y tropas, se decide a contraatacar a Castilla, llegando hasta Carrión. El rey de Castilla, Alfonso VIII, hizo también un pacto con los almohades para evitar males mayores. Y aunque lo correcto hubiera sido que este nuevo pacto hubiera sido motivo de escándalo y excomunión, no sucedió tal cosa. El legado pontificio, conocedor de las malas relaciones entre los reinos de León y de Castilla, quiso mediar en el conflicto. Consiguió que ambos reyes se reunieran en Tordehumos, provincia de Valladolid, firmando un tratado de paz (1194), en el cual se obligaba al rey castellano a devolver las plazas leonesas en su poder, algo que por supuesto no hizo en su totalidad. En el tratado, Alfonso IX se comprometió a casarse con Berenguela, hija mayor del rey de Castilla. La boda se celebró con gran esplendor en la iglesia Santa María de Valladolid en1197.
Batalla de Alarcos (1195): Alfonso VIII de Castilla pidió ayuda a Alfonso IX para eliminar la amenaza de loa almohades, pero sin contemplar la devolución de las plazas leonesas que aún retenía en su poder. Entonces el monarca leonés le negó tal apoyo, porque esperaba derrotar sólo a los almohades y no compartir su gloria con el monarca leonés. De esta manera, los ejércitos cristiano y musulmán se encontraron en Alarcos (Ciudad Real). La batalla terminó con una estrepitosa derrota del ejército cristiano. Alfonso IX se encontraba muy cerca de la batalla cuando el rey castellano decidió atacar, pero no lo suficiente para que las tropas leonesas pudieran intervenir en el combate y hacer algo por derrotar a los musulmanes. No obstante, una vez consumada la derrota, Alfonso IX se citó en Toledo con su primo el rey castellano para demandarle que cumpliera el acuerdo y le devolviera las plazas leonesas en su poder. Alfonso VIII se negó, y el rey leonés abandonó la reunión indignado.
Batalla de las Navas de Tolosa (1212): Una vez más, los almohades representaban una amenaza que debía ser eliminada para asegurar la supervivencia de los reinos cristianos peninsulares. Ello motivó al arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, a informar al nuevo papa Inocencio III. En 1212, el Papa envió una bula al Rey de Castilla para que iniciara una cruzada contra los almohades. El monarca castellano, que había sufrido la grave derrota de Alarcos, sabía que necesitaba la colaboración de los otros reinos cristianos de la península si quería salir victorioso en esta empresa. De esta forma, mientras Alfonso VIII se encontraba en Madrid preparando la batalla junto a su hijo, que moriría antes de que se librara la batalla, se enviaron mensajeros a Navarra, Aragón y León.
En Castilla, se temía el poder del Reino de León, ya que hacía poco había demostrado su poder, derrotando a los portugueses en batalla. Y además, en la conciencia del rey castellano preocupaba el hecho lo que haría el rey leonés para recuperar los territorios leoneses, que pese a todos los pactos, mantenía todavía en su poder. Temía que Alfonso IX pusiera como condición para participar en la batalla la devolución de todos los territorios usurpados, o que el rey leonés no acudiera a la batalla y se aprovechara para recuperarlos. Por ello, Alfonso VIII pidió la mediación del Papa, para evitar cualquier ataque leonés. Inocencio III accedió y amenazó con la excomunión a todo aquel que se atreviera a violar la paz mientras los castellanos lucharan contra los musulmanes. Este hecho contrasta con lo sucedido años atrás, cuando el mismo Papa había obligado al monarca castellano, sin éxito, a devolver esos castillos a Alfonso IX. El rey de León, que ansiaba acudir a la batalla, convocó una Curia Regia que le recomendó que exigiera condiciones para participar en la campaña, y así, Alfonso IX respondió a su homólogo castellano que acudiría gustoso en cuanto se le devolvieran los territorios que le pertenecían.
Entretanto, Alfonso VIII de Castilla fijó en Toledo la reunión de las tropas castellanas a las que se les unieron las de Aragón y Navarra, así como un gran número de caballeros franceses, italianos y de otros países europeos. A la batalla no acudieron los reyes de León ni de Portugal, pero permitieron que sus vasallos se incorporaran a la batalla. De este modo, muchos leoneses, asturianos y gallegos participaron en la batalla. Y tal como había temido Alfonso VIII, el rey leonés procedió a recuperar lo que era suyo. Para no romper el edicto del Papa y evitar la excomunión, se dedicó a recuperar sólo aquellas plazas que estaban dentro de las fronteras de León, evitando así el enfrentamiento en tierras castellanas. Cuando Alfonso VIII volvió de la batalla y se encontró con los hechos consumados, no pudo hacer nada. Es más, invitó a los reyes de León y de Portugal a firmar un tratado de paz, el cual se firmó en Coímbra. Hubo incluso un nuevo pacto en el cual Alfonso VIII devolvió las plazas leonesas de Peñafiel y Almanza.
Reconquista: Finalizadas las luchas con Castilla después de la muerte de Alfonso VIII, Alfonso IX reemprendió sus planes de reconquista. En 1218 el monarca leonés organizó una expedición a tierras musulmanas, en la que participaron las Órdenes de Calatrava y Alcántara, con la intención de conquistar Cáceres; no obstante, la ciudad estaba bien defendida y, tras un asedio de tres meses y medio, los ejércitos cristianos tuvieron que retirarse. En una segunda incursión a tierras musulmanas, Alfonso IX se encuentra con un nuevo enemigo, el cual no era otro que Portugal, que ansiaba las mismas tierras que el monarca leonés quería para su reino. De esta manera, los portugueses atacan a las tropas leonesas en Braga y Guimarães, siendo derrotadas en ambas ocasiones. En 1219, ambos reinos firman un nuevo tratado de paz para poner fin a las hostilidades. Después de estas victorias contra los portugueses, Alfonso IX realiza una incursión por tierras musulmanas hasta Sevilla, donde derrota a los musulmanes y recoge un gran botín.
En 1221 los caballeros de la Orden de Alcántara conseguirían rendir la ciudad de Valencia de Alcántara, lo que daría un nuevo impulso a la reconquista leonesa. Al año siguiente, se volvió a intentar la toma de Cáceres, fracasando nuevamente. El rey volvería a asediar la ciudad en los años 1223, 1225 y 1226 (año en el que también se intentaría rendir Badajoz sin éxito), hasta que, finalmente, Cáceres cayó en 1229. La ciudad de Cáceres era la pieza clave en el frente musulmán. Esto, unido a la grave derrota infligida en 1230 al ejército de Ibn Hud que se dirigía a socorrer Mérida, tuvo como consecuencia la caída muchas ciudades extremeñas y el abandono de otras por parte de sus defensores andalusíes. Así, en 1230 serían conquistadas Mérida, Badajoz y Baldala (actual Talavera la Real). Ese mismo año Montánchez fue ocupada por la Orden de Santiago y Elvas (abandonada por sus defensores) por un ejército portugués.
Después de esta gloriosa campaña, Alfonso IX se dirigió a Santiago de Compostela a visitar al Apóstol Santiago, por el cual sentía gran devoción, para agradecerle su protección y ayuda en la reconquista. En el camino, enfermó gravemente en Villanueva de Sarria, muriendo poco después. Después de su muerte, fue enterrado en la catedral de Santiago, al lado de su padre, según se recogía en su testamento.
Gestión del Reino: Alfonso IX aplicó una política de repoblación basada en el conocimiento de las actuaciones que sus predecesores habían hecho, eligiendo así la que había resultado más conveniente. Aplica sobre todo técnicas parecidas a las que en su día siguen Alfonso III yRamiro II. Es destacable que no sólo se dedicó a repoblar zonas nuevas, sino que también potenció las ya pobladas mediante Fueros para mejorar el gobierno y el desarrollo de las villas y ciudades del Reino de León. Concedió así fueros a Tuy, Lobera y Puentecaldelas y repobló Mellid, Monforte de Lemos y Villanueva de Sarria en Galicia. En Asturias concedió fueros a Llanes después de repoblarla y eximió del pago del portazgo a Oviedo desde León, además repobló Tineo. Por último, en León concedió fueros a Carracedo, Villafranca del Bierzo, Bembibre y Puebla de Sanabria, y repobló Villalpando.También fundó La Coruña en 1208, a la que otorgó una Carta de Población basada en la que en 1167 había concedido su padre a Benavente. Alfonso IX promulgó varias leyes en el principio de su reinado para favorecer la actividad vitivinícola, maderera y ganadera. La producción de cereal, bastante abundante en la zona del Duero, era insignificante en Asturias y Galicia, teniendo problemas estos territorios incluso para abastecer de trigo a las iglesias, las cuales lo necesitaban para hacer la consagración religiosa. Ante esta escasez, no es de extrañar que se considerara un gran lujo comer pan de trigo en dichos territorios, especialmente en las ciudades. La producción de cereales en todo el reino se ceñía sobre todo a trigo y centeno, aunque también se producían hortalizas, lino y legumbres. 
El vino se producía en todo el Reino; aun así, destacan algunos Comarcas: Ribadavia (Orense), Villafranca de Bierzo (León), Toro (Zamora) y Ribera de Duero y Tierra de Campos. La pesca de mar y rio también era un recurso importante en todo el reino. En Asturias, la producción de manzana era enorme, y como normalmente había un gran excedente, era usado para producir sidra. Alfonso IX llegó a sorprenderse cuando le comunicaron que varias comunidades monásticas asturianas cosechaban las manzanas para después elaborar sidra para todo el año. Uno de los grandes logros de la gestión de Alfonso IX fue el acusado descenso del poder que ostentaban los nobles respecto a épocas anteriores y a otros Reinos, debido a la política seguida por el Monarca leonés.
1218: Universidad de Salamanca 
La Universidad de Salamanca: Uno de los actos más importantes y destacables de Alfonso IX en el Reino de León fue la creación del "Estudio General" de Salamanca, a partir de las escuelas catedralicias que ya llevaban funcionando casi un siglo. En aquellos tiempos eran normales las escuelas en las Catedrales de los reinos de España. En 1208, el obispo Tello Téllez de Meneses había creado un Estudio general en Palencia (que acabó convirtiéndose en Universidad en 1263, cuando estaba a punto de desaparecer), un estudio donde los leoneses tenían difícil acudir debido a los continuos choques entre León y Castilla. Por eso, Alfonso IX decidió, en 1218, crear otro Estudio General en Salamanca. Años más tarde, Fernando III el Santo le daría un gran impulso y Alfonso X el Sabio finalmente la convertiría en la primera Universidad que, en Europa, ostentaba ese título (1254).
El problema de la sucesión: La temprana muerte del infante Fernando, hijo de Alfonso IX con la reina Teresa, trastocó los planes del monarca leonés. Alfonso IX, que se había casado dos veces, tuvo dos hijos varones. Muerto el primero, quedaba otro, llamado también Fernando, que había tenido con la reina Berenguela. Su nombramiento como Rey de Castilla cambió las cosas de nuevo. Después de ello, Alfonso IX pensó en sus hijas, las infantas Sancha y Dulce, habidas de su primer matrimonio con la reina Teresa. Así pues, se hacía depositarias a su viuda y a sus hijas Sancha y Dulce de los derechos del reino. Actuaría como garante del testamento la Orden de Santiago, creada por los monarcas leoneses. Sin embargo, Fernando III reclamó los derechos que decía tener por su condición de hijo del anterior matrimonio. Amenazó con invadir el Reino de Léon y pactó una cuantiosa suma con las herederas legales para que renunciasen a sus derechos. Es la llamada "Concordia de Benavente" (1230). Alfonso IX de León falleció en el municipio gallego de Sarria en 1230, a los cincuenta y nueve años de edad, cuando realizaba una peregrinación a Santiago de Compostela.
Enrique I de Castilla
(1214-1217)
Hijo de Alfonso VIII y de Leonor de Plantagenet. Enrique falleció a los trece años de edad de modo accidental como consecuencia de una herida recibida en el Palacio episcopal de Palencia mientras jugaba con otros niños. Le sucedió su hermana Berenguela quien renunció en su hijo Fernando III de Castilla. La minoría de edad del rey Enrique supuso la apertura de un período de regencia. Su padre, en su testamento poco antes de morir había confiado la tutela a la reina Leonor quien, sin embargo falleció veinticuatro días después. Antes de fallecer, la reina Leonor había confiado la guarda y custodia del joven rey a su hija y hermana mayor de Enrique, Berenguela, que residía en la corte castellana desde que su matrimonio con Alfonso IX de León había sido anulado en 1204 por el papa Inocencio III.
La regencia de la infanta Berenguela fue importunada por los miembros de la Casa de Lara, familia de la alta nobleza castellana que ya se había destacado por su intervención política durante la minoría de edad del difunto Alfonso VIII de Castilla, período en el que fue combatida por la Casa de Castro. Encabezados por el conde Álvaro Núñez de Lara, los miembros de la Casa de Lara se negaron a apoyar a la infanta Berenguela como regente del reino y la óbligaron a renunciar a la regencia de su hermano para evitar los conflictos que caracterizaron los primeros años del reinado de su padre Alfonso VIII, cuando llegaron a producirse choques armados como la batalla de Lobregal o la batalla de Huete.
La tutela del conde de Lara produjo desavenencias entre la nobleza castellana, puesto que sus miembros temían el poder que con ella obtenían los miembros de la Casa de Lara, que desde un primer momento maniobraron a fin de consolidar su posición, concertando para ello, en el año 1215, el matrimonio de Enrique I de Castilla con la infanta Mafalda, hija del rey Sancho I de Portugal. El matrimonio del rey se celebró en la ciudad de Burgos, aunque nunca fue consumado y fue anulado al año siguiente, por el papa Inocencio III, debido al grado de parentesco que había entre ambos cónyuges. La anulación del matrimonio del rey impulsó a Álvaro Núñez de Lara a concertar un nuevo matrimonio con Sancha de León, hija del rey Alfonso IX de León, pretendiendo con ello unir los reinos de Castilla y León y apartar de la línea sucesoria de ambos reinos al infante Fernando de León, hijo de la la reina Berenguela y de Alfonso IX de León. El matrimonio no llegó a celebrarse debido a la defunción de Enrique.

4. Reino de España
Fernando III el Santo
Rey de Castilla (1217-1252) y Rey de León (1230-1252)
Fernando III el Santo: nieto de Alfonso VIII
1248: Reconquista de Sevilla y Andalucía
Hijo de Berenguela, reina de Castilla, y de Alfonso IX, rey de León. Durante su reinado se unificaron definitivamente las coronas de Castilla y León, que habían permanecido divididas desde la época de Alfonso VII el Emperador, quien a su muerte las repartió entre sus hijos, los infantes Sancho y Fernando. Durante su reinado fueron conquistadas y arrebatadas a los musulmanes, en el marco de la Reconquista, entre otras plazas, las ciudades de Córdoba, Sevilla, Jaén y Murcia, obligando con ello a retroceder a los reinos musulmanes, que, al finalizar el reinado de Fernando III el Santo, únicamente poseían en la Península Ibérica las actuales provincias de Huelva, Cádiz, Málaga, Granada y Almería,sometidas a vasallaje. Fue canonizado en 1671, siendo papa Clemente X, y reinando en España Carlos II.
El papa Inocencio III declaró nulo en 1204 el matrimonio de sus padres, Alfonso IX y Berenguela, alegando el parentesco de los cónyuges, tras lo cual Berenguela volvió a la corte de su padre (el rey de Castilla) con todos sus hijos.Tras la temprana muerte del rey de Castilla Enrique I, hermano menor de su madre y la abdicación de esta, fue proclamado rey de Castilla en 1217. Nada más tomar posesión de la corona, tuvo que enfrentarse a una revuelta nobiliaria, encabezada por la casa de los Lara y fomentada por el vecino reino de León.
En 1219, contrajo matrimonio con Beatriz de Suabia en Burgos. A partir de 1224, aprovechando las discordias surgidas entre los almohades a la muerte de Abu Yacub Yusuf, dedicó su esfuerzo a dirigir las campañas de conquista de los territorios dominados por los musulmanes, combinando hábilmente las acciones diplomáticas con beneficiosas intervenciones bélicas aprovechando las discordias existentes en los distintos reinos musulmanes. Así, entre 1225 y 1227 las tropas castellanas se hacen con Andújar,Martos y Baeza, lugares clave para la conquista de Andalucía.
A la muerte de su padre, Alfonso IX en 1230, los partidarios de Fernando no respetaron su testamento, reivindicando el trono de León, que el rey, su padre, había legado a Sancha y Dulce, hijas de su matrimonio con Teresa de Portugal. Tras una reunión entre las dos reinas consortes, Teresa de Portugal y Berenguela de Castilla, se firmó la Concordia de Benavente, en la que se declara la inviabilidad del testamento de Alfonso IX y el traspaso de la corona de León a Fernando a cambio de una compensación económica a Dulce y Sancha, que incluía la cesión de tierras que se reincorporarían a Castilla cuando estas murieran. De ese modo se unieron dinásticamente (siguieron conservando Cortes, leyes e instituciones diferentes) León y Castilla en la persona de Fernando.
Tras lograr la unión de sus reinos, se dedicó de manera sistemática a la conquista del valle del Guadalquivir. En 1231 tomó la plaza de Cazorla en Jaén, junto al arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada. Las fuerzas reales se adueñaron posteriormente de la campiña cordobesa y de forma inesperada se apoderaron de la capital, Córdoba, en 1236. En 1240 se apoderó de Lucena. En 1243, el rey de la taifa de Murcia se sometió a vasallaje y poco después su hijo, el infante Alfonso, ocupó el reino murciano de forma pacífica. En 1244, se establecen las fronteras con el Reino de Aragón en el tratado de Almizra, asignando al reino de Castilla las plazas de Orihuela, Elche y Alicante. Este mismo año, sus súbditos Rodrigo González Girón y el maestre de Santiago, Pelayo Pérez Correa, se apoderaron de los últimos reductos murcianos: Cartagena, Lorca y Mula.
Desde entonces fue avanzando por el Guadalquivir. Jaén fue conquistada tras años de ataques en 1246, y en noviembre del año 1248 se apoderó de Sevilla, tras quince meses de asedio y con el auxilio del marino Ramón de Bonifaz a quien el rey había encargado en 1247 la formación de una flota con naves procedentes del Cantábrico y con la que habría de remontar el río Guadalquivir y completar el cerco sobre la ciudad. A la toma de Sevilla siguió la de Medina Sidonia y Arcos de la Frontera, entre otras. Cuando falleció en 1252, preparaba una expedición contra el norte de África, tratando de evitar las posibles amenazas que pudieran proceder de esa zona.
Reconquista de Sevilla: El rey Fernando encargó a Ramón de Bonifaz la constitución de una flota para tomar la ciudad portuaria de Sevilla. Este se dirigió aCantabria donde consiguió trece naves gruesas además de algunas galeras y naves menores. La flota cristiana se dispuso a atacar a la flota musulmana, que se encontraba en superioridad numérica, en el río Guadalquivir y Fernando III envió refuerzos terrestres. Finalmente, Bonifaz logra vencer a la flota musulmana consiguiendo aislar a Sevilla de refuerzos marítimos desde el Norte de África. El 20 de agosto de 1247 comienzan a asediar la ciudad, pero descubren que el emir de Niebla, Amen Amanfon, enviaba refuerzos y víveres desde la fortaleza de San Juan de Aznalfarache utilizando el puente de barcas, que además contaba con fuertes cadenas que impedían el paso de barcos.4 En el asedio también se encontraba el hijo de Fernando III, Alfonso X, que envió misivas a la ciudad amenazando con pasar a cuchillo a sus habitantes si se derribaba una sola teja de la mezquita o un solo ladrillo de su alminar, la futura Giralda. Asimismo contó con la participación del caballero Garci Pérez de Vargas.
Fernando III envió al maestre Pelay Pérez Correa a hostigar el castillo de San Juan, consiguiendo tomar la plaza. Sin embargo, desde la comarca del Aljarafe la ciudad sigue recibiendo apoyos a través del puente, tomando el rey Fernando la decisión de cortarlo. Ramón de Bonifaz remontó el río con su flota y consiguió llegar al puente donde, el 3 de mayo, tras dos embestidas logró quebrar las cadenas y romper el puente.4 El 23 de noviembre de 1248 el caid de la ciudad, el emir Axataf, se rinde ante Fernando III, entregándole las llaves de la ciudad.
Política: Trató de unificar y centralizar la administración de los reinos castellano y leonés, promovió la traducción del Fuero juzgo e impuso el castellano como idioma oficial de sus reinos en sustitución del latín. Repartió las nuevas tierras conquistadas entre las órdenes militares, la Iglesia y los nobles, lo que dio lugar a la formación de grandes latifundios.
En el ámbito cultural y religioso, mandó levantar las catedrales de Burgos y León. Se esmeró por que en su Corte se le diera importancia a la música y al buen hablar literario. Su hijo el rey Alfonso el Sabio será un gran literato y declarará que su saber se lo debe en gran parte al interés que su padre tenía por que su instrucción fuera la mejor posible.
El cadáver del rey Fernando III el Santo recibió sepultura en la Catedral de Sevilla, tres días después de su defunción. Fernando III había dispuesto en su testamento que su cadáver recibiese sepultura al pie de la imagen de la Virgen de los Reyes, que se supone le fue regalada al monarca por su primo, el rey San Luis de Francia, y había ordenado además que su sepultura fuera sencilla, sin estatua yacente.
No obstante, tras la muerte del rey, su hijo Alfonso X ordenó realizar los mausoleos de sus padres, revestidos de plata, y las efigies sedentes que les representaban, recubiertas de metales preciosos y piedras preciosas, contraviniendo así el deseo de su padre. Delante de la imagen de la Virgen de los Reyes, donada por Fernando III el Santo a la Catedral de Sevilla, fueron colocadas las efigies de Fernando III y de su primera esposa, la reina Beatriz de Suabia, que aparecían vestidos, sentados en sillones chapados de plata y bajo baldaquinos de plata dorada. La imagen sedente de Fernando III se hallaba coronada por una corona de oro y piedras preciosas. Las imágenes de Alfonso X y Beatriz de Suabia portaban sendas coronas de oro y piedras preciosas. Las piedras preciosas fueron confiscadas por su descendiente, el rey Pedro I de Castilla, durante la Guerra de los dos Pedros, en el siglo XIV, argumentando que no se hallaban suficientemente protegidas.
El monarca aparecía portando en la mano derecha la espada con la punta hacia arriba, estando la espada adornada con un rubí y una esmeralda. En el dedo índice de la mano izquierda, en la que sostenía la vaina de la espada, adornada con pedrería, llevaba un anillo de oro con una rubí de considerable tamaño. Dicho anillo sería posteriormente colocado en la mano de la Virgen de los Reyes, quien portaba, al igual que el Niño Jesús que ella sostenía en sus brazos, una corona de oro con piedras preciosas, que le fueron donadas por Alfonso X el Sabio. Tras la muerte de Alfonso X, su efigie, del mismo estilo que las de sus padres, fue colocada al lado de aquellas. Los sarcófagos que contenían los restos de los reyes fueron colocados a los pies de la imagen de la Virgen de los Reyes, y se hallaban adornados con blasones en los que aparecían castillos, leones y águilas, símbolo éste último de la Casa de Hohenstaufen, de la que era miembro la reina Beatriz de Suabia. La efigie que representaba a Fernando III se hallaba colocada en el centro de la capilla y a la izquierda estaba colocada la de su esposa. Cuando Fernando III el Santo fue canonizado en el año 1671, la imagen sedente del rey, del siglo XIII, fue sustituida por otra realizada por el escultor Pedro Roldán, quien según ciertas fuentes la realizó en pocos días, siendo después dorada y estofada por una hija del pintor Juan de Valdés Leal.
Sepulcro de Fernando III el santo en Catedral de Sevilla
En la actualidad, la urna de plata que contiene los restos de Fernando III el Santo se encuentra colocada sobre un basamento de mampostería, colocado ante las gradas del altar donde se sitúa la imagen de la Virgen de los Reyes. En el basamento de mampostería que sirve de soporte a la urna se encuentran colocados cuatro epitafios, compuestos en árabe, latín, hebreo y castellano. La tradición sostiene que los cuatro epitafios fueron compuestos por su hijo Alfonso X.
La urna de plata que contiene los restos del rey San Fernando fue realizada entre los años por el orfebre Juan Laureano de Pina. Fue comenzada en 1690, aunque las dificultades financieras motivaron que su terminación no finalizara hasta el año 1719, habiendo participado en su conclusión varios orfebres, y habiéndose empleado en su realización plata, plata sobredorada y bronce. La urna exterior cubre la urna interior, con paredes de cristal, en la que reposan los restos del monarca. La urna, que se considera la obra más relevante de la orfebrería barroca sevillana, permanece cerrada habitualmente, aunque puede ser abierta para mostrar el cuerpo de San Fernando, como se hace el día 30 de mayo, festividad de San Fernando, en que es expuesto a la veneración de los fieles. En la decoración de la urna externa, que protege la urna interior, se glorifican las virtudes del rey San Fernando y la apoteósis de la monarquía española, estando además adornada con relieves con motivos florales y vegetales.
San Fernando (Murillo)-Catedral de Sevilla
Canonización: Para la canonización es preciso, además del milagro, la fama de santidad. Tras la muerte de Fernando III y de su entierro en la Catedral se genera una energía espiritual que atrae a los fieles sevillanos. El papa Sixto V confirmaría en 1590 que Fernando III poseía el halo de santidad y que merecía el tratamiento de santo, en base al «resplandor alrededor de la cabeza que se da en Roma a los beatificados y la diadema de los canonizados.» Las restricciones del papa Urbano VIII obligaron a demostrar que esta representación realmente era tal y, una vez acreditada, fue posible impulsar el procedimiento (1649).
Francisco López de Caro y Bartolomé Esteban Murillo se encargaron de recopilar todas las imágenes que existían en Sevilla de Fernando III. Comenzaron con una lámina de cobre que se conservaba en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla, que a su vez era una versión de otra que se había realizado en Roma años antes. En la misma capilla encontraron una imagen en un tabernáculo del Rey Fernando arrodillado orante frente a una imagen del Padre. En el trascoro de la Catedral existía una imagen de la rendición del emir Axataf ante Fernando III pintada por Francisco Pacheco en 1634. Tras recopilar otros retratos acudieron al Alcázar de Sevilla, donde encontraron una imagen del Rey en el Salón de Embajadores. Otros sitios que visitaron fueron Puerta de Jerez, el Convento franciscano de San Diego, la Puerta de la Carne, la Iglesia de Santa María la Blanca, el Monasterio de la Cartuja, el Monasterio de San Clemente, la Alhóndiga, el retablo de San Andrés del Convento de la Paz y las Casas Capitulares y el convento franciscano anejo. En 3 años, a partir de enero de 1649, ambos lograron reunir numerosas imágenes que existían en la ciudad del rey Fernando que ratificaban la fama de santidad de esta persona.
Tras esto, se procedió a dar cuenta de los testimonios para la canonización en los años 50 del siglo XVII. A partir de 1652 la imagen de San Fernando ya estaba internacionalizada. En 1626 algunos testigos como Don Juan Villavicencio y Alarcón dieron fe de la enorme popularidad alcanzada por la imagen en Roma. También le era rendido culto en la Catedral de Mónaco, en su propio altar. Juan de la Fuente Almonte, Regidor Veinticuatro de Sevilla, manifestó que en el Virreinato de Perú se le llamaba «Santo Rey Don Fernando».
Alfonso X el Sabio
 (1252-1284) 
Hijo de Fernando III y Beatriz de Suabia. Emperador del "Sacro Imperio Romano-Germánico". Creador de la prosa castellana, Código de "Las siete Partidas", Historia, Astronomía, Ajedrez. Poesía y Música: "Cantigas a Santa María". Construyó la Catedral de León, según el proyecto de su padre.
Catedral de León (siglo XIII): esbelta y austera
El más bello gótico francés de España
Catedral de León-Rosetón del Crucero Norte
Vidrieras Luminosas sin parangón

1284-1312 Sancho IV el Bravo. H/ Alfonso X. Reconquista de Tarifa (1292)
1295-1312 Fernando IV el Emplazado. H/ Sancho IV y María de Molina. Cedió Murcia y Alicante a Aragón.
1312-1350 Alfonso XI el Justiciero. H/ Fernando IV. Victorias de El Salado (1340) y Algeciras (1344) contra los Benimerines.
1350-1369 Pedro I el Cruel. H/ Alfonso. C/ María de Padilla. Muerto en Montiel por su hermanastro Enrique, aliado de Pedro IV de Aragón.
1369-1379 Enrique II de Trastamara, el de las Mercedes. Hijo natural de Alfonso XI y Leonor de Guzmán.
1379-1390 Juan I de Trastamara. H/ Enrique II. C/ Beatriz de Portugal. Derrota en Aljubarrota por
la anexión de Portugal, a la muerte de su suegro.
1390-1406 Enrique III el Doliente. H/ Juan I. Conquista de Canarias.
1406-1454 Juan II de Castilla. H/ Enrique III. Regente: Fernando de Antequera. Álvaro de Luna, condestable de Castilla y valido: ejecutado.
1454-1474 Enrique IV el Impotente. H/ Juan II de Castilla.
Isabel la Católica
(1474-1504)
Hija de Juan II e Isabel de Portugal. Nació en Madrigal de las Altas Torres (1451). Desterrada por su hermano en Arévalo por su hermanastro Enrique IV (1454-1461). Reconocida como heredera en los Toros de Guisando (1468). C/ Fernando II de Aragón (1469). Sus abuelos eran hermanos. Enrrique III y Fernando de Antequera. Bula de dispensa de Sixto IV (1472). Coronación en Segovia (1474). Fin de la guerra de sucesión contra Juana la Beltraneja en la batalla de Albuera (1479). Crea la Santa Inquisición con Bula del Papa, Recibe a Colón, Transforma la Santa Hermandad en Ejército real, Decreta la Unidad religiosa (1480). Reconquista Granada y Descubre América (1492). Reforma religiosa del cardenal Cisneros. Fernández de Córdoba, Gran Capitán de las guerras de Granada e Italia (Ceriñola y Garellano-Nápoles 1503). Sepulcro en la Capilla real de Granada con Fernando, Juana, Felipe, Isabel (y su hijo Miguel, nieto del rey Manuel de Portugal). Hijos (5) de Isabel y Fernando: Isabel (1470-1498); Juan (1478-1497); Juana (1479-1555): madre de Leonor, Carlos y Fernando; Catalina (1485-1536): reina de Inglaterra y María C/ Manuel de Portugal, viudo de su hermana Isabel (1500): madre de Juan III y Enrique I de Portugal, y de Isabel (C/ emperador Carlos).
Isabel de Castilla y León + Fernando de Aragón y Sicilia
Reyes Católicos: Fin Reconquista (Granada 1492)
1492: Colón descubre América para Cristo
y España en misión de Isabel la Católica
Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán
Conquista el Reino de Nápoles a Francia (1503)

1504: Isabel la Católica dicta su Testamento
Reconoce a los indios como súbditos en igualdad
1504-1506 Felipe I el Hermoso. H/ Maximiliano de Austria y María de Borgoña. C/Juana de Castilla.
1506-1516 Juana I la Loca. H/ Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. Regencia de su padre y del Cardenal Cisneros. C/ Felipe de Austria y Borgoña.

5. Imperio Español
Carlos I de España y V de Alemania
Emperador del Sacro-Imperio-Romano-Germánico
(Gante 1500–Monasterio de Yuste 1558)
Carlos I de España (1516-1556), unió en su persona las coronas de León, Castilla, Aragón y Navarra. Y Carlos V (1520-1558): Emperador del "Sacro Imperio Romano Germánico". Hijo de Juana I de Castilla y Felipe el Hermoso. Nieto por vía paterna de Maximiliano I de Austria y María de Borgoña, de quienes heredó los Países Bajos, los territorios austriacos y el derecho al trono imperial. Y por vía materna de los Reyes Católicos, de quienes heredó Castilla y León, Navarra, las Islas Canarias, las Indias, Nápoles, Sicilia y Aragón. C/ Isabel de Portugal. Hernán Cortés conquista México (1521) y se aparece la Virgen de Guadalupe (1531). Victoria de los Tercios Españoles en Pavía-Milán (1525): Francisco I de Francia, prisionero en Madrid. Vence a los príncipes luteranos alemanes en la batalla de Mühlberg (1547).
1519-1522: Magallanes y Elcano
Primera Vuelta al Mundo: Islas Filipinas
1521: Hernán Cortés conquista de México
1525: Francisco I de Francia, prisionero en Pavía
1531: Aparición de la Virgen de Guadalupe-México
1547: Carlos V en la Batalla de Mühlberg 
Victoria sobre los príncipes alemanes herejes
Felipe II, el Prudente
(1558–1598)
Hijo de Carlos I e Isabel de Avis. C/ Manuela de Portugal, María I Tudor, Isabel de Valois y Ana de Austria (+1580). Rey de España, de las Indias de América (desde Tierra de Fuego hasta Alaska) y de las Islas del Pacífico (Filipinas, Carolinas, Marquesas, Guam,...), Rey de Sicilia y Nápoles, Rey de Portugal (y su Imperio), Rey de Inglaterra, Soberano de los Paises Bajos y Duque de Borgoña. Edificó el Monasterio de El Escorial (8ª Maravilla del Mundo) como tributo a San Lorenzo por la victoria en la batalla de San Quintín (1557) contra Francia, potencia militar de Europa, que ayudaba a los rebeldes flamencos. Para sofocar la rebelión de Flandes (1568) envió al III Duque de Alba, que degolló a los traidores.
Venció al Imperio Otomano Islámico, que preparaba atacar Roma y destruir la Cristiandad, en la batalla naval del golfo de Lepanto (Peloponeso), la victoria fue un 7 de octubre (1571), gracias a la Virgen del Rosario, dia elegido para su fiesta por el Papa Pío V. Es también el comienzo del "Siglo de Oro", apogeo de la cultura y del arte español: Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Tirso de Molina, El Greco, Tiziano, Sánchez Coello, Juan de Herrera, Juanelo, Gregorio Fernández,...
1515-1582: Santa Teresa de Jesús
Fundadora de las Carmelitas Descalzas
Autora mística excelsa de "Las Moradas"
1557: San Quintín-Victoria de los Tercios Españoles 
Monasterio de San Lorenzo de "El Escorial"
1571: Miguel de Cervantes en la Batalla de Lepanto
"la más alta ocasión que vieron los siglos"
Felipe II: "En el Imperio no se ponía el Sol"
Felipe III, el Piadoso
(1598–1621)
Hijo de Felipe II y Ana de Austria. C/ Margarita de Austria-Estiria. "Pax Hispánica". Expulsión de 300.000 moriscos (1609). Gobierna el Duque de Lerma, destituido (1618) por corrupción.
1605: 1ª edicíón del "Quijote"-Cervantes
Felipe IV, el Grande
(1621-1665)
Hijo de Felipe III. C/ Isabel de Borbón y Mariana deAustria. Gobierno de Gaspar de Guzmán, Conde-Duque de Olivares (1621-1643). Declive del Imperio por la Guerra de los 30 años (1618-1648) contra los paises protestantes y la Francia católica. Gran victoria en los Paises Bajos: Rendición de Breda (1625). Francia derrota a los Tercios españoles en Rocroi (1643). En la Paz de los Pirineos (1659), Francia hereda la hegemonía europea de España. La infanta María Teresa de Austria se casa con Luis XIV de Francia, el rey Sol.
Rendición de Breda a los Tercios Españoles (Velázquez)
1632: Cristo de Velázquez-Museo del Prado
Siglo de ORO de las Letras y las Artes
Quevedo: Caballero de Santiago (Velázquez)
"Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía"
(Francisco de Quevedo 1643)

6. Decadencia del IMPERIO
1665-1700 Carlos II de Austria, el Hechizado. H/ Felipe IV. La falta de un heredero ocasiona la Guerra de Sucesión entre Austria y Francia (1700-1714): Es el principio de la Decadencia del Imperio por subordinación de la política exterior a Francia. Ocupó el trono de España, Felipe V de Borbón, nieto de Luis XIV y María Teresa de Austria, hija mayor de Felipe IV. El pretendiente Carlos, archiduque de Austria, era nieto de la hija menor de Felipe III. La dinastía Borbón se inició con Enrique IV de Francia y III de Navarra, hijo de la reina Juana II de Navarra. Enrique era la cabeza de los herejes hugonotes franceses hasta que se hizo católico para ser rey de Francia ("París bien vale una Misa").

7. Reino de Navarra
Íñigo Arista, primer rey de Pamplona (+852)
852 – 882 García Íñiguez. H/ Íñigo Arista 
882 – 905 Fortún Garcés. H/ García Íñiguez
905 – 925 Sancho I Garcés. H/ García Jiménez
925 – 970 García I Sánchez. H/ Sancho Garcés y Toda Aznarez
970 – 994 Sancho II Abarca. H/ García Sanchez 
994 – 1004 García II. H/ Sancho II
1004 – 1035 Sancho III el Mayor, rey de España. H/ García II.
1035 – 1054 García III, el de Nájera. H/ Sancho III
1054 – 1076 Sancho IV el de Peñalén. H/ García el de Nájera
1076 – 1094 Sancho V. Rey de Aragón y Navarra. H/ Ramiro I
1094 – 1104 Pedro I. Rey de Aragón y Navarra. H/ Sancho V
1104 – 1134 Alfonso I el Batallador. Rey de Aragón y Navarra
1134 – 1150 García IV el Restaurador. Rey de Navarra.
1150 – 1194 Sancho VI el Sabio. H/ García Ramírez.
1194 – 1234 Sancho VII el Fuerte. H/ Sancho VI.
En la batalla de las "Navas de Tolosa" (1212)
ganó las Cadenas del escudo de España.
1234 – 1253 Teobaldo I de Champaña. Sobrino de Sancho VII.
1253 – 1270 Teobaldo II. H/ Teobaldo I. Yerno de S.Luis.
1270 – 1274 Enrique I. H/ Teobaldo I. C/ Blanca de Artois.
1274 – 1305 Juana I. H/ Enrique I. C/ Felipe IV de Francia.
1305 – 1316 Luis, el Hutín. H/ Juana I. Vasallo de Francia
1316 – 1322 Felipe el Largo. Rey de Francia. H/ Juana I
1322 – 1326 Carlos el Calvo. Rey de Francia. H/ Juana I
1326 – 1349 Juana II. Reina de Navarra. H/ Luis, el Hutín
1349 – 1387 Carlos II. H/ Juana II. C/ Juana de Francia
1387 – 1425 Carlos III el Noble. H/ Carlos II
1425 – 1441 Blanca I de Navarra. H/ Carlos III. C/ Juan II de Aragón
1441 – 1461 Carlos, príncipe de Viana. H/ Blanca I de Navarra. Guerra Civil.
1441 – 1479 J uan II. Rey de Aragón y Navarra
1461 – 1464 Blanca II de Navarra. H/ Juan II. C/ Enrique IV de Castilla
1464 – 1479 Leonor de Navarra. H/ Blanca I. C/ Gastón de Foix
1479 – 1483 Francisco. Nieto de Leonor
1483 – 1512 Catalina. Nieta de Leonor. C/ Juan de Albret
1512 – 1516 Fernando el Católico. H/ Juan II. Hermanastro de Carlos, príncipe de Viana
1516 - 1558 Carlos I de España y V de Alemania, el Emperador

8. Reino de Aragón
1035-1063 Ramiro I de Aragón. H/ Sancho III, el Mayor, Rey de Pamplona y España
1063-1094 Sancho Ramírez. H/ Ramiro I. Rey de Navarra
1094-1104 Pedro I. H/ Sancho V. Rey de Navarra
1104-1134 Alfonso I el Batallador. H/ Sancho V. Rey Aragón y Navarra
1134-1137 Ramiro II el Monje. H/ Sancho V. Rey de Aragón y Navarra
1137-1173 Petronila. Reina de Aragón. H/ Ramiro II. C/ Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona
1173-1196 Alfonso II el Casto. H/ Petronila y del conde de Barcelona
1196-1213 Pedro II el Católico. H/ Alfonso II. Murió por los herejes Albigenses
1213-1276 Jaime I el Conquistador. H/ Pedro II
1276-1285 Pedro III el Grande. H/ Jaime I
1285-1291 Alfonso III el Liberal. H/ Pedro III
1291.1327 Jaime II el Justo. H/ Pedro III
1327-1336 Alfonso IV el Benigno. H/ Jaime II
1336-1387 Pedro IV el Ceremonioso. H/ Alfonso IV
1387-1395 Juan I. H/ Pedro IV
1396-1410 Martín el Humano. H/ Pedro IV
1412-1416 Fernando I, el de Antequera. H/ Juan I de Castilla
1416-1458 Alfonso V el Magnámino. H/ Fernando I
1458-1479 Juan II. H/ Fernando I. C/ Blanca de Navarra
1479-1516 Fernando II el Católico. H/Juan II. C/ Isabel I de Castilla
1516-1558 Carlos I de España y V de Alemania, el Emperador.

9. Condado de Oporto
Vasallo del Rey de León
(1095-1139) 
-Alfonso VI de León,, nombra (1095) conde de Oporto (Portucale o Portugal) a Enrique de Borgoña, casado con su hija Teresa, hermana de Urraca (heredera del reino de León y Castilla)
-Teresa de León, 2º conde de Oporto (1112-1128)
-Alfonso Enríquez, 3º conde de Oporto (1128-1139). Vence en la batalla de Ourique.

10. Reino de Portugal
Dinastía leonesa de la Casa de Borgoña (1139-1383)
24. Alfonso I Enríquez, primer rey de Portugal (1139-1185). Vence a Alfonso VII de Castilla en Ourique, Toma Lisboa (1147), con ayuda de cruzados ingleses
25. Sancho I, Rey de Portugal (1185-1211)
26. Alfonso II, Rey de Portugal (1211-1223)
27. Sancho II, Rey de Portugal (1223-1248). Conquista del Algarve (1239)
28. Alfonso III, Rey de Portugal (1248-1279)
29. Dionisio I, Rey de los Algarves (1263). Rey de Portugal (1279)
30. Alfonso IV, Rey de Portugal (1325-1357)
31. Pedro I, Rey de Portugal (1357-1367). Inés de Castro es coronada después de morir (1355)
32. Fernando I, Rey de Portugal (1367-1383). Participa en la guerra civil de Castilla con Eduardo de Lancaster, Príncipe (Negro) de Gales, en el bando perdedor de Pedro I de Castilla, Campos de Montiel (1369)
Dinastía portuguesa de la Casa de Avís (1385-1580)
33. Juan I, Rey de Portugal (1385-1433). Alianza con Inglaterra y Victoria en Aljubarrota sobre Juan I de Castilla, legítimo pretendiente Trastamara 
34. Eduardo I, Rey de Portugal (1433-1438)
35. Alfonso V, Rey de Portugal (1438-1481). Se casa con Juana, la Beltraneja, para anexionarse Castilla
36. Juan II, Rey de Portugal (1481-1495). Tratado de Tordesillas (1494): Reparto del Mundo con error cartográfico, que permitió a Portugal ocupar Brasil
37. Manuel I, Rey de Portugal (1495-1521). Se casa con Isabel, hija de los Reyes Católicos, heredera de Castilla (1470-1498) y con su hermana María de Aragón y Castilla (1500-1517). Se casa (1518) con Leonor de Austria, hija primogénita de Juana, la Loca
38. Juan III, Rey de Portugal (1521-1557). Se casa (1525) con Catalina de Austria.
39. Catalina de Austria, hija menor de Juana la Loca. Regente de su nieto Sebastián (1557-1562). Se opuso a su hermano el emperador Carlos en el proyecto de "Unión Peninsular" 
39. Sebastián I, Rey de Portugal (1557-1578). Hijo de Juan, príncipe de Brasil, y Catalina de Austria
40. Enrique I, "Cardenal de Portugal", Rey de Portugal (1578-1580)
41. Antonio I, Prior de Crato, Rey de Portugal (1580). Nieto de Manuel I. Derrotado en la batalla de Alcántara por el gran Duque de Alba
Dinastía española de la Casa de Austria (1580-1640)
42. Felipe II de Austria, Rey de España (1556-1598) y de Portugal (1580-1598). Hijo del emperador Carlos e Isabel de Avis (1503-1539), hija 2ª de Manuel I de Portugal y María de Aragón y Castilla, hija menor de los Reyes Católicos
43. Felipe III, Rey de España y de Portugal (1598-1621)
44. Felipe IV, Rey de España (1621-1665) y de Portugal (1621-1640). 
Dinastía portuguesa de la Casa de Braganza (1640-1853)
Dinastía alemana de Sajonia-Coburgo (1853-1910)
República de Portugal (1910-2015):Pretendiente al Reino: Duque de Braganza, don Duarte Pío, bisnieto de Miguel I de Portugal.

11. IBERISMO
Antídoto contra el Secesionismo 
Reunificación de Hispania
Errores Históricos
1. Sancho III, el Mayor, de Pamplona y de toda España: dividió el reino entre sus hijos
2. Fernando I de León y Castilla: imitó a su padre Sancho en el reparto del reino
3. Alfonso VI de León y Castilla: concedió demasiada autonomía al primer conde de Oporto (su yerno Enrique de Borgoña) 
4. Urraca, reina de León: toleró la ambición de se hermana Teresa (2º conde de Oporto)
5. Alfonso VII, el Emperador: no pudo dominar a su primo Alfonso Enríquez (3º conde de Oporto) que le traicionó, declarándose rey de Portugal
6. Cruzados de Inglaterra: lucharon contra los moros y ayudaron a Alfonso Enríquez para perjudicar a España (precedente de una historia interminable, quizás eran de origen normando)
7. Principe de Gales (Negro), Eduardo de Láncaster: se alió con Pedro el Cruel contra Enrique II de Trastamara, pretendiente de la Corona de Portugal, en los Campos de Montiel (1369)
8. Juan I Trastamara, rey de Castilla: sufrió una gran derrota en Aljubarrota (1385) ante Juan I de Portugal, apoyado por los ingleses, lo que afianzó a la Casa de Avis
9. Catalina de Austria, hija menor de Juana la Loca, Regente de Portugal con su nieto Sebastián (1557-1562): Se opuso a su hermano el emperador Carlos en el proyecto de "Unión Peninsular" 
10. Conde-Duque de Olivares: cometíó el error de promover la boda de Luisa Francisca de Guzmán (hija del Duque de Medina Sidonia) con Juan IV, Duque de Braganza, descendiente de Juan I de Portugal. Braganza fué empujado a la separación de España por su mujer, que ambicionaba ser Reina
11. Felipe IV de España, cuya holganza permitió las rebeliones de Cataluña y Portugal (1640)

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