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viernes, 26 de noviembre de 2010

¡Santiago, cierra España! (52)

Atanasio, discípulo del apóstol Santiago y primer obispo de Zaragoza documentó la aparición de la Virgen del Pilar. Fragmentos de sus escritos fueron utilizados por el papa San Gregorio Magno en el códice enviado al VII Concilio de Toledo (año 646). Los milagros realizados por los apóstoles en Jerusalén y el éxito de su predicación a los judíos desató una cruel persecución; siguiendo el mandato de Jesucristo de llevar el Evangelio a los gentiles se dispersaron por todos los países.

Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo y hermano de Juan, fue designado para llegar al Finisterre hispánico. Según la tradición la Virgen María bendijo a Santiago en Éfeso antes de embarcar para Gades (Cádiz) en el antiguo reino de los tartesos con los que ya comerciaba el sabio rey Salomón.

Después de dos años de escasas conversiones en Hispania. Santiago llegó a Zaragoza camino de Tarraco para embarcar. A orillas del Ebro oró con sus discípulos durante toda la noche hasta la madrugada. Entonces oyó una música celestial y vio a la madre de Cristo entre dos coros de ángeles sobre una columna de mármol. La Virgen le comunicó que el Pilar permanecería allí hasta el fin de los tiempos y le pidió que edificara una capilla en el mismo lugar para su culto. Es la primera aparición de la Virgen María, en carne mortal (año 40), privilegio de España sobre el resto de las naciones, lo que justifica su nominación por Juan Pablo II como “tierra de María”.

Santiago volvió a Jerusalén para cumplir la promesa de la Virgen de ser el primer apóstol mártir. Cumpliendo sus deseos, sus discípulos llevaron sus restos a Galicia donde fueron enterrados.

El beato de Liébana, obispo de Astorga (León), predicó (año 783) la presencia de Santiago en España. Fue el precursor del milagroso hallazgo (año 829) en Compostela del sepulcro del apóstol. Alfonso II el Casto peregrinó con los notables del reino astur-leonés, construyó una basílica y le nombró patrón protector de España.

En 859 Muza II de Zaragoza, autodenominado tercer rey de España, vasallo del emir mahometano de Córdoba, construyó una fortaleza en Albelda, lugar estratégico en el límite de la Vardulia cristiana para dominar la ruta de las aceifas veraniegas de los moros contra las tierras cantábricas y los valles leoneses del Esla.

El rey Ordoño de Oviedo aliado con García, reyezuelo de Pamplona, sitió Albelda pero Muza acudió con fuerzas muy superiores a las cristianas obligando a su retirada hasta el monte Laturce (Clavijo), donde pasaron la noche en situación precaria pidiendo la protección del Apóstol. A la mañana siguiente se dio la mítica batalla de Clavijo con la intervención de Santiago sobre su caballo blanco. Al grito de “Santiago, cierra España” los cristianos arrollaron a los sarracenos que dejaron 12.000 muertos sobre el campo.

Hoy, España está al borde del abismo, ha llegado el momento de dar la batalla. Pidamos al Apóstol su mediación para salvarnos una vez más de la destrucción por obra del “maligno” que ahora utiliza a los agentes socialmasónicos del “Nuevo Orden Mundial”.